Periodismo canalla: Desmontando la operación de escrache contra una trabajadora de la Salud
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Periodismo canalla: Desmontando la operación de escrache contra una trabajadora de la Salud

Actualizado: 25 oct. 2021

Varios portales locales tomaron de las redes sociales una información sobre una trabajadora de la Salud y, a sabiendas de que era falsa, decidieron publicarla y amplificarla de todas formas, causando un daño enorme en ella y en sus allegados. En esta nota te explicamos qué hay detrás de estas operaciones, y por qué somos los ciudadanos los que debemos exigir más a los medios.

No sea inocente: estos medios saben que difunden información falsa.

El lunes a la noche comenzó a circular una imagen en las redes sociales en la que se acusaba a una persona de haber recibido clandestinamente una vacuna. Supuestamente, lo habría conseguido por el hecho de ser la pareja de un dirigente peronista de la ciudad.


La imagen lo tenía todo: una mujer, joven, acomodada por un hombre de la política y, encima, peronista. Pero había más: ella era bailarina. Y no de ballet, tampoco de folklore: era bailarina de belly dance. Esa imagen, como signo, ofrecía a esta sociedad enferma en la que vivimos una multiplicidad de razones para odiarla.

Campana no es una ciudad demasiado educada en medios. Tampoco una cuyos ciudadanos le exijan demasiado a la prensa. A veces, la prensa en formato ‘’portales de redes sociales’’ (que poco a poco van dejando atrás sus páginas web, dado que, en general, ya no necesitan aportantes privados ni publicidades que mostrar para sobrevivir económicamente), funciona como un gran reproductor de contenidos creados por otros sujetos enunciadores. Entre ellos, los más habituales son la Secretaría de Prensa municipal, los partidos y agrupaciones políticas, y otros actores sociales interesados, como sindicatos, clubes deportivos, y artistas que buscan difundir sus actividades.


Esto, por supuesto, es habitual y normal en el periodismo. Lo que no es normal en absoluto, y que ocurre desde hace mucho tiempo en Campana, es que los medios estén limitados a eso: a reproducir contenido de otros, sin producir ninguno propio. Son, en resumidas cuentas, carteleras. Carteleras de quien ponga el billete.


El problema es que a la sociedad suele cansarle este tipo de contenidos, ya sea porque son aburridos, irrelevantes, repetitivos, o ‘’ficcionales’’, como es el caso de muchas notas de prensa política de ‘’autobombo’’ (que abundan en la ciudad). Un medio que solo funciona de plataforma ‘’exhibidora’’ de estos contenidos no puede crecer, no puede captar nuevos seguidores. Entonces, y ante la imposibilidad que tienen de realizar trabajo creativo, estos medios han salido a ‘’pescar’’ contenidos en las redes sociales. Actualmente, éstas se han erigido como la fuente de información número 1 de algunos portales. Cuánto menos contenidos propios y cuánto menos academización hay en la redacción de un determinado medio digital, mayor será su oferta de noticias ‘’de redes’’ en sus feeds.

Sol Núñez junto a compañeros del Ministerio de Salud bonaerense, enfrentando al Covid-19

A quienes llevamos adelante Código Plural nos gustaría poder aportar mucha más educación en medios a la comunidad de Campana. Quizás, por nuestra formación de comunicadores, nos rehusamos a simplemente ''ver pasar'' la información. Por ‘’educación en medios’’ entendemos algo tan simple como enseñar y aprender sobre los medios de comunicación y su funcionamiento, de manera de proveer herramientas que ayuden a las personas a analizar los mensajes que estos emiten de manera crítica. Si uno sabe cómo funcionan los medios, podrá recibir mejor y con la guardia más alta sus mensajes, y entender qué hay detrás de ellos.


Las operaciones mediáticas y las fake news son moneda corriente en estos días, y mucho más lo son con el auge de las redes sociales donde cualquier persona, incluso en el anonimato o con una identidad falsa, puede publicar cualquier cosa y que rápidamente se viralice sin control. Por supuesto que esta democratización de la palabra es deseable, pese a los inconvenientes que muy seguido trae aparejados. Esto no es una crítica a la actual realidad.


Pero nosotros, y todos los que llevamos adelante un medio de comunicación que es -o que aspira a ser- serio, no podemos comportarnos de esa forma. No estaríamos llevando adelante una comunicación responsable, no estaríamos honrando nuestros estudios, y sería, desde todo posible punto de vista, éticamente reprochable.

Lo asombroso del ‘’escrache’’ realizado el lunes (y continuado el martes) a Sol Nuñez no es tanto la aparición de la imagen con información falsa en sí, sino la recogida sin escalas, sin filtro, sin procesamiento alguno, por un manojo de medios de comunicación que funcionan en bloque. Tan así es que no hace falta darle ‘’like’’ a todas sus respectivas páginas: seguiendo una sola alcanza, pues sus contenidos son iguales.

Que Sol Nuñez es una trabajadora enmarcada dentro de los criterios lógicos y estipulados para ser inoculada contra el Covid-19 vacuna es un hecho objetivo, duro, y fácilmente comprobable. Desde el 2020 se encuentra en la primera línea de defensa contra el Covid-19, primero participando de los operativos DetectAr y luego como coordinadora territorial del área de Salud Comunitaria del Ministerio de Salud Provincial, cargo para el cual se capacitó, y que es avalado por su Tecnicatura Universitaria en Minoridad y Familia -próxima a ser Licenciatura-. Es decir, es una trabajadora de la Salud, y como a todos ellos le correspondió la inmunización en primer lugar. Uno tiene derecho a estar o no estar de acuerdo con el protocolo de acción, pues existe libertad de pensamiento. Pero lo que no puede hacerse es poner en tela de juicio la legalidad de su vacunación.


Hasta en la más decadente escuela de periodismo enseñan, como una de las máximas más importantes, que los rumores no se publican. Claro: a menos que te interese que se viralice y que se monte una gran noticia falsa por un motivo oculto y generalmente non-sancto. Otra cosa que enseñan es que, en el periodismo, no se debe abusar del condicional. Mejor aún: salvo que sea de vida o muerte, evitá el condicional. ¿Alguna vez leyeron estos sitios? Todo es habría, sería, podría, estaría… un periodismo agobiantemente de cuarta. Repasemos (ACLARACIÓN: los errores gramaticales y ortográficos no son nuestros):

  • 🔴 EL CONCEJAL MARCO COLELLA ACLARO PORQUÉ SERIA FALSA ESTA INFORMACION En comunicación con este medio, el edil aclaro que la joven con quien se lo ve, es su mujer, y trabaja en el Ministerio de Salud de la Provincia desde Junio del año pasado. Tras la viralizacion (en redes sociales, de una foto donde se ve al concejal con una joven quien seria su pareja, la publicación hace alusión a que formarían parte de la "Vacunacion Vip" de la que tanto se habla en estos días. La cuestión es que Colella ya no estaría en pareja con la joven, quien si fue vacunada porque es personal esencial ya que forma parte del personal que realiza los testeos en el Cornurbano bonaerense

Como pueden ver, en muy pocas líneas se utiliza el condicional en cuatro ocasiones, señaladas en azul:

  1. La información ‘’sería’’ falsa, lo que supone que el medio no está seguro respecto a la veracidad de lo que la imagen del escrache dice. Pero corroborar que es falsa es muy simple, para cualquiera en general, y mucho más para un periodista a cargo de un medio de comunicación. El medio sabe que la información es falsa, pero la simulación de inseguridad le permite publicarla de todas maneras. Es por eso que el uso del condicional sirve aquí a dos fines: (1) para seguir adelante con la publicación (porque estiman que causará revuelo) y (2) para depositar la responsabilidad de afirmar o negar una información dada fuera del medio.

  2. ’Una joven quien seria (sic) su pareja’’: a los fines profesionales, confirmar si son o no pareja para un periodista –para el caso de que ese dato fuera de relevancia- es tan simple como levantar el teléfono y llamar a uno o a otro. Créannos: tienen el teléfono de ambos.

  3. ’’Formarían parte de la Vacunacion (sic) VIP’’: otro condicional que sirve para darle algún sustento a un montón de humo. ‘’Yo no tengo idea –dice el medio- pero acá un N-N de redes dice que sí’’. Un verdadero mamarracho.

  4. ‘’La cuestión es que Colella ya no estaría en pareja con la joven’’ dice el medio, luego de haber dicho -también en condicional- que sí lo estaría, y de haber reproducido la imagen del escrache y toda su falsa información. Un horror.

Es así que estos medios de comunicación de Campana, lejos de ayudar a detener la proliferación de la fake news y de tener la mínima empatía para con una trabajadora que está siendo injustamente atacada, eligen multiplicar la velocidad de la viralización, exponiendo a una mujer profesional a más ataques, a más descalificaciones, a más violencia. A la cloaca de la virtualidad.


Estamos ante sicarios mediáticos. Mercenarios de la información, con dudosas motivaciones y nula academización que, excusándose en llevar adelante una “desmentida”, amplificaron el escrache. Una ‘’desmentida’’ que pareció más funcional a sus propios intereses que motivada por la buena voluntad de limpiar a quien ensuciaron.

Otra foto de Sol Núñez, trabajando en territorio en la primera línea de defensa comunitaria contra el Covid-19

Dicho esto, y con las aclaraciones pertinentes, no sorprende que sea una mujer la señalada por ser ‘’pareja de’’. Las operaciones y fake news se sostienen por su basamento en el sentido común. Es decir, podemos inventar algo falso, pero para que pase por verdadero, para que sea verosímil, debemos conectarlo con algo que ya esté fuertemente arraigado en la sociedad. En este caso, fueron por el mal cultural por excelencia: el machismo. Esto se vio claramente señalado en la aclaración hecha respecto de su profesión. Ella es bailarina, y no justamente clásica, sino de ‘’belly dance’’, lo cual es percibido casi como un pecado. ''¿Cómo va a ser trabajadora de la salud?'', como si no fueran compatibles ambas tareas. Finalmente, nuevamente es machismo cuando eligen señalar a Sol como ‘’la mujer de’’. Si el acusado de vacunarse ilegalmente fuese el novio de alguna dirigente, difícilmente hablarían de ‘’el hombre de’’. Lamentablemente abundan los casos donde vemos cómo la mujer es sistemáticamente infravalorada. No importa que tenga nombre propio, una carrera, un C.V., una trayectoria profesional y de vida, y mil cosas más: solo es reconocida por el hombre con quien duerme, o durmió, o acompañó.

Con todo el material que reciben en sus casillas de email, más las notas que roban impunemente a verdaderos periodistas sin dar crédito alguno, más alguna pseudonoticia que puedan rescatar de las redes sociales, estos medios logran, sin escribir una sola línea de material intelectual propio, gran suceso económico. La única razón por la cual este ‘’escrache’’ a Sol Núñez fue recogido por algunos medios semioficiales es porque ofrecía alto impacto a bajísimo esfuerzo: era tan solo copiar y pegar una imagen, armar un texto breve (en el caso citado, el ‘’texto breve’’ tiene 10 errores en 9 líneas…), y presionar ‘’publicar’’. Y, de paso, le pegaban a alguien que está, supuestamente, ''en la contra'' de su patrón. Cero trabajo de investigación, cero trabajo de redacción, cero inversión tecnológica, cero ética, cero todo. Un enorme cero.

Sin ir más lejos, un medio de similares características lleva meses publicando casos de ‘’buscados’’ por la Policía, generalmente por delitos de índole sexual. Entran a la página de la Bonaerense, copian ‘’lo que haya’’, y sin escalas lo pegan en su feed. No importa si se trata de personas de otras ciudades, incluso provincias: ponen la foto de frente, el titular en mayúsculas, y en léxico policíaco (algo que haría repetir el año a cualquier estudiante en cualquier facultad de periodismo) disparan: ‘’BUSCADO POR ABUSO SEXUAL’’. Claramente no tienen ningún interés más que generar mucha escandalización social al menor costo posible, traducirlo a ‘’shares’’, y estos a más ''likes''. No califica ni siquiera de periodismo berreta, pues esto de ninguna manera es periodismo.

Es importante, para cerrar, que la sociedad sepa que los medios no van a mejorar, ni a ser más responsables, ni más serios, ni más profesionales, mientras la sociedad, sus lectores, no se los exijan. Un medio que contribuye al escrache de una trabajadora inocente utilizando condicionales a diestra y siniestra no es un medio serio. No es un medio que esté interesado ni en el ejercicio del periodismo ni en la importante acción social de informar. Un medio que no toca nunca, jamás, al poder de turno, no es un medio: es propaganda. Hacer ''vivos'' de facebook y robar notas de Infobae y A24 no es hacer periodismo. Y hacer de esto un gran negocio, con dinero de los contribuyentes –tuyo, nuestro-, debería resultar inmoral para todos.


Código Plural se solidariza con Sol Núñez y con Marco Colella, por el inmerecido, injustificado y violento escrache del que fueron víctimas, y repudia vigorosamente tanto a quienes diseñaron la operación como a los que ayudaron a propagarla.

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