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La nueva terminal, un gran despropósito

El Municipio gastó una fortuna en una terminal que no es terminal, y que beneficia únicamente a una empresa, que encima hace años opera en condición monopólica. Pero la cosa no termina ahí: además, decidió eliminar las paradas intermedias del servicio directo a Once, lo que complica la vida de la inmensa mayoría de los usuarios que ahora deberán caminar largo y tendido hasta la zona del Arco o pagar un segundo transporte. ¿Cuáles son, y dónde están, los vecinos que, según el Municipio, reclamaban esto? ¿Corresponde que los contribuyentes financiemos una obra que explotará un privado? Y fundamentalmente: ¿tendrá el Municipio la suficiente hidalguía de reconocer el error y dar marcha atrás?

Una unidad del servicio directo a Once de La Nueva Metropol en la nueva ''terminal'' que el Municipio le construyó a la empresa.
Una unidad del servicio directo a Once de La Nueva Metropol en la nueva ''terminal'' que el Municipio le construyó a la empresa.

El sistema de transporte público de Campana logró lo imposible: empeoró aún más.


EL ESTADO DE SITUACIÓN


Llegando a 2026, la ciudad tiene un sistema de colectivos de área local en el que no se puede confiar en absoluto, ya que nadie conoce horarios, frecuencias, y el estado de las unidades es tan malo que uno teme no poder siquiera llegar a destino. La gente llega tarde a sus trabajos, a sus compromisos, a dónde sea, ya sea porque el colectivo pasa cuando quiere, porque directamente no pasa, o porque pasa pero se rompe a mitad de camino.


Esta falencia en un pasado medianamente cercano se amortiguaba parcialmente con remises, pero lo cierto es que ahora cada vez son menos las agencias, por ende menos las unidades, por lo que cuesta conseguirlos, y cuando uno finalmente ''engancha'' uno tiene que esperar un montón y, además, pagar demasiado. Y si bien es cierto que con la merma de los remises también se dio en paralelo el crecimiento de las aplicaciones como Didi o Cabify, la realidad es que ambos servicios manejan tarifas altas, no aptas para todos los bolsillos. Pero pasemos a la media distancia. Para viajar a Capital hace añares que los campanenses dependemos casi exclusivamente de los servicios Común, Expreso y Directo de La Nueva Metropol (L.N.M.). Los primeros dos son, innegablemente, una tortura: entran en muchas ciudades, son incómodos, las chances de viajar parado son altísimas, tardan una eternidad (lo que los vuelve inviables para uso cotidiano) y sus unidades son las que estadísticamente más se rompen y más se quedan en medio de la ruta. En general, la gente usa estos servicios para viajar a destinos intermedios como Escobar, Garín, Pacheco, etc, o ''cuando no queda otra'', por ejemplo, para ir a Capital o volver a Campana entre la medianoche y las primeras horas de la mañana.


Durante algunos años, vale decir, hubo una tímida mejoría en el servicio de trenes a Retiro, pero esta no solo fue tímida sino que duró poco. Una de las pocas cosas buenas que tuvo el gobierno nacional de Alberto Fernández es que revitalizó muchas líneas de trenes, entre ellas la Zárate-Ballester-Retiro de la Mitre, que no solo ganó en frecuencia y en velocidad (ya que hubo una buena inversión en vías y en modernización de unidades) sino en certidumbre: los trenes pasaban por las dos estaciones del centro de Campana exactamente a la hora que estaba indicado en el PDF que se podía descargar de la página de Trenes Argentinos. Hoy, sin embargo, la cosa ha cambiado. Actualmente, mi sugerencia es no ir por la opción del tren si el compromiso requiere puntualidad, porque las unidades pasan cuando quieren, si es que pasan, y no hay forma alguna de enterarse de cancelaciones o demoras. En resumidas cuentas, el tren volvió a ser no fiable como opción.


No podemos olvidar tampoco que durante un tiempo Chevallier tuvo alguna competencia. ¿Se acuerdan de Master Bus? Era una buena opción. Se podía reservar un asiento por teléfono, eran puntuales, y te daban un cafecito. Pero no duró mucho. Sería bueno saber por qué terminó. Y mejor aún sería saber por qué nunca más hubo una alternativa. Rumores hubo y sigue habiendo muchos, pero certezas ninguna.


Lo cierto es que, finalizando el año 2025, la situación del transporte público en Campana no experimentó ni un centímetro de evolución respecto de 2015, y probablemente haya involucionado respecto de 2005: seguimos con una sola empresa de colectivos para la media distancia (que hace, deshace, y cobra lo que quiere, porque puede, por su condición monopólica respecto de la cual ninguna gestión municipal ha hecho nada serio), y en cuanto a lo local cualquier vecino que haya tomado colectivos todos estos años sabe que la cosa ni siquiera es que está estancada: empeora. El tren, como dijimos, es cada día es menos fiable, y pese a que mejoró el tiempo total de viaje hasta Retiro sigue siendo mucho más lento que el servicio directo de L.N.M.

Es decir, Campana está freezada: pasan los años, las intendencias, y las generaciones, y los vecinos seguimos presos de un sistema de transporte local que anda muy mal y de un monopolio para la media distancia.

Prueba de esto es que la situación poco y nada ha cambiado desde aquellos ''cacerolazos'' y sentadas que se realizaban contra la empresa en el año 2008, exigiéndole las mismas cosas que se exigen hoy: boletos más accesibles, más unidades, boleto estudiantil, y abonos especiales para quienes viven y/o trabajan en Capital. Si uno lee esta nota de La Auténtica Defensa, siente un déjà vu.


Por último, cabe mencionar la inadmisibilidad de que ninguna de las empresas de transporte que operan en Campana tengan una página de internet, ni siquiera alguna amateur/caserita de facebook o instagram, donde se pueda uno informar sobre horarios, frecuencias, incidencias, etc. No hay páginas, no hay teléfonos, no hay oficinas, no hay nada. Es más: durante un tiempo existió una app llamada ''Ya llega Metropol'' que, con muchos bugs, fallas e interrupciones, informaba a las personas cuánto faltaba para el arribo de la próxima unidad a nuestra parada. Pero dejó de existir: no está más disponible para descargar. Hoy solo queda confiar y ser positivo de que el cole va a venir en algún momento, pues no hay info ni por la web, ni por teléfono ni por ninguna app.


LA NOVEDAD: UNA NUEVA TERMINAL.


El Municipio anunció la construcción de una nueva ''Terminal'' (comillas porque, técnicamente, no es tal cosa) en la zona de la Facultad Regional Delta de la U.T.N., cerca del Arco, como respuesta ''a un reclamo histórico de vecinos''.

La nueva ''terminal'' costó 650 millones de pesos, y está ubicada al lado de la U.T.N., muy cerca del Arco.
La nueva ''terminal'' costó 650 millones de pesos, y está ubicada al lado de la U.T.N., muy cerca del Arco.

Lo que informó el Municipio hasta el momento es que esa ''terminal'' será una parada más para los servicios común y expreso de L.N.M., y también para el servicio de transporte local (que tiene una dársena con unos refugios especiales). Hasta aquí uno podría decir que no habría mayores cambios prácticos para los vecinos usuarios, aunque se podría cuestionar para qué semejante obra en lo que es un punto random del recorrido, cuando tranquilamente podría funcionar una parada convencional.

Lo que sí genera un problema mayúsculo a los vecinos es el anuncio de que esta ''terminal'' será el único lugar en toda la ciudad donde se podrá tomar el servicio directo, ''el diferencial'' de L.N.M., el famoso ''Cheva'' que va de Campana a Puente Saavedra sin escalas, y cuyo recorrido termina en la terminal (esta vez sin comillas) de Plaza Miserere.

No hace falta explicar por qué esto es un problema enorme: todos los vecinos usuarios del directo que antes apenas tenían que trasladarse algunas cuadras hasta las clásicas paradas de Mitre y Santiago del Estero, en el barrio Dálmine/Obrero, y de San Martín entre 9 de Julio y Jean Jaures (pleno centro) ahora deberán ir sí o sí hasta el Arco. La distancia entre la nueva terminal y la parada del Estadio de Dálmine es de 3 kms., y de la de San Martín de 1,8. O sea, estas distancias a la ida, y estas distancias a la vuelta. Los usuarios más jóvenes, o los que hacen uso del servicio directo de forma esporádica, podrán quizás caminar. Pero para el usuario regular, asiduo, que necesita del servicio para trabajar o estudiar, la única solución es conseguir otro transporte. Un transporte para tomar un transporte. O sea, más tiempo, más plata, más problemas. En este preciso momento, jueves 18 de diciembre de 2025 a las 14:30, un Cabify desde Mitre y Santiago del Estero hasta la nueva ''terminal'' sale $3391,34, casi como un segundo boleto del directo. Y luego hará falta otro para el regreso. ¿Tomar un colectivo de área local para llegar a la ''terminal''? Buena suerte con eso... si tenés que cumplir horarios y tenés un poco de sentido común, a esta idea la descartás de pleno.

La nueva ''terminal'' cuenta con un buffet y con mesitas y sillas para esperar el colectivo.
La nueva ''terminal'' cuenta con un buffet y con mesitas y sillas para esperar el colectivo.

Algo que sí podría haber compensado este verdadero incordio de tener que trasladarse tanto para tomar un colectivo es la garantía absoluta de llegar y conseguir asiento, algo que representaba un problema para los campanenses que muchas veces veían llegar a la ciudad unidades llenas con pasajeros de Zárate. Eso obligaba a esperar al siguiente colectivo, perder más tiempo aún, sumar fastidio, etc. Así, mucha gente comenzó a amontonarse en la parada de Mitre y Santiago del Estero, cosa de ''tener más chances'' de poder conseguir un lugar. Esto generaba una fila larga de personas, que esperaban el colectivo a la intemperie, porque en el pequeño refugio emplazado allí no entran más de dos o tres.


Pero no: las unidades del ''directo'' de L.N.M. llegan a la nueva ''terminal'' con pasajeros de Zárate. Esto significa que uno puede tomarse el trabajo de levantarse más temprano de lo habitual para tomar ''el cheva'', pagar ''el pasaje extra'' que prácticamente representa el gasto del Cabify/Didi/Uber para llegar a la ''terminal'', y aún así tener que esperar. Claro: ahora la espera -traslado mediante- puede realizarse bajo techo, en un lugar más ameno, con baños, un barcito y vigilancia. Eso sí.

Y otra cosa que llama la atención es que la obra le costó al Municipio unos 650 millones de pesos, y se trata de una obra de dudosísima necesidad ''social'': ¿Qué usuario de ''Cheva'' pidió que eliminaran las paradas del casco céntrico, para tener que trasladarse lejísimos, hacer un gasto extra, y ni así tener garantizado un lugar? Claramente ninguno: más bien parece ser una obra a medida de una específica empresa, L.N.M.

Entonces cabe preguntarse, ¿por qué el Estado Municipal solventa un gasto de una empresa privada? ¿Nos correspondía a los vecinos de Campana construirle una ''terminal'' a L.N.M.? ¿No está ya L.N.M. en una situación demasiado beneficiosa, de monopolio duro y puro, como para que los campanenses le regalemos una parada deluxe?

La ''terminal'' cuenta con baños, servicio de wifi, y personal de seguridad.
La ''terminal'' cuenta con baños, servicio de wifi, y personal de seguridad.

¿Qué argumenta el Municipio? ¿Cómo justifica la construcción de esta ''terminal''? En un posteo en instagram, aseguran que la obra es ''clave para ordenar la circulación, brindar un servicio más seguro para los usuarios y terminar con la rotura de casas y calles que ocasiona el paso de los colectivos de gran porte''.


  • ''Clave para ordenar la circulación'': sacar del casco céntrico la circulación de los ''directos'' seguramente sea algo positivo desde el estricto punto de vista del ordenamiento vial, pero ''clave'' resulta... demasiado. Además, en la relación costo-beneficio, los campanenses pierden mucho más de lo que ganan, ya que la inmensa mayoría de los usuarios tendrá que tomar un segundo transporte para llegar a la ''terminal'', algo que termina pesando mucho más que la escasa ganancia en el orden vial

  • ''Brindar un servicio más seguro para los usuarios'': sí, en la ''terminal'', que contó con una inversión de 650 millones de pesos, las personas van a estar más seguros que en la parada de Mitre y Santiago Del Estero. Pero ¿no depende eso del lugar donde se destine la inversión? ¿No hubiera sido mejor idea ''tornar más seguras'' las paradas existentes (lo que seguramente hubiera demandado mucho menos que 650 millones)? Al fin y al cabo, la aducida falta de seguridad en las paradas eliminadas es responsabilidad del municipio.

  • ''Terminar con la rotura de casas y calles'': sobre lo primero, ''las casas'', no hay mucho que decir. Ahora, sobre lo segundo, ''las calles'', ¿es problema de los colectivos o es problema de las calles? ¿Cómo hacen en las demás ciudades de la provincia, del país, y del mundo, donde circulan infinitamente más colectivos que en nuestra querida Campana y las calles no se rompen, o al menos no con tanta frecuencia? ¿No está esta cuestión ''desnudando'' una falencia en la obra pública local, en la que quizás se esté gastando mucha plata en calles que no son de buena calidad? Por otro lado, así como sacaron a los ''directos'' de L.N.M. del casco céntrico... ¿por qué no sacaron a los colectivos del mismo porte, de las mismas toneladas, como los de Plusmar o Master Bus, que trasladan trabajadores a diversas empresas? Esta argumentación tampoco cierra...


También es importante ver con claridad lo siguiente: L.N.M. puede hacer esto y seguir teniendo éxito comercial porque no tiene competidores. Imagínense este escenario: L.N.M. con una sola parada -en el Arco- para viajar a Capital, sin info sobre sus viajes, sin app, y un lugar donde se puedan realizar consultas o reclamos (escenario real, actual), contra una o dos empresas más que ofrezcan varias paradas, información detallada y unidades en buen estado... ¿Uds. creen que alguien elegiría pagar voluntariamente un remis hasta el Arco para utilizar el servicio de L.N.M.? Nadie en su sano juicio lo haría. L.N.M. puede hacer esto que hace porque gracias a su condición monopólica tiene de rehén a los vecinos de Campana, que llevan años y años sin una alternativa viable.


Otra cosa extraña -bizarra incluso- fue la participación de Andrea Bossani, vicedecana de la UTN, en el video institucional de la Municipalidad realizado con motivo de la inauguración de esta ''terminal''. ''Estamos muy felices'', dice, y suponemos que habla en representación de la comunidad de docentes y alumnos de la universidad. ''No solo embellece la zona (?) sino que nos da seguridad y confortabilidad (?)'', explica.


El tema acá es que esta ''terminal'' no se hizo para la U.T.N., ¿o sí? Si la idea era beneficiar a la U.T.N. en detrimento de la comodidad de toda la ciudad, ¿por qué a la obra la paga toda la ciudad? ¿La comunidad educativa que estudia en la UBA, en la UADE, la Universidad de Palermo... pensará lo mismo que Bossani? ¿Es la voz de Bossani representativa de algo más allá de los límites de la Facultad Regional Delta?


LA FALTA DE DIÁLOGO POLÍTICO Y SOCIAL


Con la creación de esta nueva ''terminal'' sucede algo parecido a lo del nuevo H.C.D.: se trata de cosas carísimas que el Municipio hace y que absolutamente nadie, ningún vecino, le pidió que haga. Da la sensación de que el vecino común se entera cuando ya es demasiado tarde y no hay vuelta atrás: ¿qué podemos hacer los vecinos ahora, con la ''terminal'' ya hecha y con los 650 millones ya gastados?. La oposición partidaria está también, lógicamente, en contra de estas decisiones del Municipio de construirle una ''terminal'' a una empresa privada y, de eliminar paradas históricas. Pero, aparte de quejarse y dar conferencias de prensa, ¿qué puede hacer ante la total y absoluta falta de diálogo en el Concejo Deliberante?. ''El expediente sobre esta obra nunca lo pudimos ver los concejales. Sabemos que se gastaron 649 millones de pesos porque lo buscamos, lo buscamos, lo buscamos, y lo encontramos en el sistema de boletines oficiales de la provincia de Buenos Aires, pero no tenemos más información al respecto'', señaló este miércoles 17 el concejal Alejo Sarna, presidente del bloque Unión Por La Patria, confirmando el nulo diálogo entre las fuerzas políticas que, dicho sea de paso, están hoy en el H.C.D. mucho más parejas en musculatura que antaño.


Más simple: ¿no hubiera estado bien que el Municipio hubiera consultado a vecinos y a las distintas fuerzas políticas la conveniencia de esta obra y de estas decisiones? Si se hubiera alcanzado algo parecido a un consenso hoy no tendríamos tanto descontento (que es generalizado, pues ni los más fervientes abellistas se aventuran a tratar de defender esta movida) ni vecinos organizándose y juntando firmas para restablecer las paradas. Canales para consultar, en el siglo XXI, sobran, empezando por las redes sociales. ¿Por qué no darle participación al vecino usuario, que no solo lleva años siendo maltratado y castigado por un servicio de transporte público desastroso sino que, encima, es el que financia la obra?


LO QUE SÍ HUBIERA SERVIDO


Con esto que vamos a decir no pretendemos estar descubriendo el agua tibia, pues es de estricto sentido común: los 650 millones podrían haberse gastado en arreglar las paradas de Mitre y de San Martín, haciéndoles refugios más grandes y seguros, e incluso creando alguna parada nueva, por ejemplo fuera del casco céntrico. Incluso podría haberse arreglado el parador La Carmela, le corresponda o no al Municipio. Podrían haberse sumado cámaras de seguridad, máquinas de carga de SUBE, pantallas informativas, y muchas cosas más. Pero, fundamentalmente, lo que Campana necesitaba eran (1) más unidades del servicio directo de L.N.M., (2) empresas que coexistan y compitan contra L.N.M, y (3) más paradas. El objetivo, el norte, debe ser facilitarle las cosas al vecino usuario, no complicársela aún más. Como podrán ver, los objetivos 1 y 2 no se cumplieron, y nos alejamos abruptamente del 3.

A la ''terminal'' solo entran unidades de la empresa La Nueva Metropol. Los colectivos de área local se detienen en una dársena especial ubicada sobre la calle Andrés Del Pino.
A la ''terminal'' solo entran unidades de la empresa La Nueva Metropol. Los colectivos de área local se detienen en una dársena especial ubicada sobre la calle Andrés Del Pino.

Otra cosa útil sería, y perdón la expresión, ''apretarle los h...'' a L.N.M. para tener canales informativos actualizados, personal dispuesto para responder llamados y consultas, una app que funcione, y un cronograma de horarios de sus tres servicios que sea visible y consultable tanto en la web como en las paradas. El Municipio tiene potestades para realizar estas exigencias, por supuesto, que de más está decir que son cosas básicas.


LO QUE VIENE (O LO QUE PUEDE VENIR)


El gasto de 650 millones ya fue realizado, y a todas luces fue un despropósito. Pero una vez asumida esta derrota, podemos empezar a ver que todavía es posible corregir el rumbo del transporte público en la ciudad y de todo nuevo proyecto que se encare de aquí en adelante, sea de la índole que sea.


La clave estará en escuchar. En permitir la retroalimentación, el disenso, la alternativa. Este gran yerro en la gestión de Sebastián Abella pudo haberse evitado fácilmente si hubiera escuchado a los usuarios y, también, si hubieran escuchado más a la oposición. Esto es importante decirlo: el juego democrático le concedió al intendente Abella el poder de ser el líder de la gestión municipal, y al bloque de concejales oficialista el rol dominante en el H.C.D. Pero de ninguna manera les dio poder total. Y eso quedó más que claro en la última elección. No puede ser que en la ciudad se hagan obras faraónicas, super caras, que no se sabe a quién benefician -o se sabe: se sabe que no a las mayorías- y los vecinos simplemente tengamos que ''fumárnosla'' sin más. Aparte de patalear, no tenemos derecho a nada, pese a que los fondos que se utilizan provienen salen de nuestros bolsillos. Esto de no permitir el diálogo, de cancelar la discusión, de ignorar la voz disonante, es una marca registrada de esta gestión que incluso ayer, en la última sesión de prórroga del H.C.D., modificó el reglamento interno para limitar el debate, o sea, para perder menos tiempo escuchando a la fuerza política con la que empataron en la última elección. ¿Cuántas voces de campanenses quedan sin oír, con una oposición maniatada que lo más que puede hacer es contemplar y quejarse, pero que no puede cambiar nada?

Es menester recordar que Campana es de los campanenses, que no todos los campanenses piensan igual, que no todos votan igual, y que todos merecen tener una representación política que sea escuchada y valorada. Campana no pertenece a un intendente o a un espacio político específico.

Mayor diálogo -y esto incluye al debate- va a llevar a una mejor toma de decisiones, a mayor pluralidad, y a la construcción de consensos. Y los consensos van a llevar a Campana a ser un poquito mejor todos los días, que al fin y al cabo es lo que los vecinos de bien queremos.

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