Un inicio legislativo desabrido, caro, y ajeno a la gente
La apertura de las sesiones legislativas de este año se realizó, por primera vez, fuera del Palacio Municipal, pese a la negativa del bloque de concejales peronista, que decidió no asistir. Esta ausencia, más el diseño específico del evento por parte del oficialismo, terminó convirtiendo un acto institucional importante de la democracia en algo así como un mitín partidario. Y en uno bastante caro y que pagamos todos. ¿Es cierto que se sacó al HCD a la calle porque el Salón Blanco es muy chico? ¿Hay interés de la ciudadanía en la actividad legislativa? ¿Desde la clase política se trabaja para generar interés? ¿Está bien que un espacio político, incluso teniendo razón en sus reclamos, no asista a un evento al que tiene que asistir? Este texto busca que todos reflexionemos un poco sobre lo que pasó el viernes en la costanera, de manera de escapar por lo menos por un ratito del relato único del periodismo engacetillado.

La siguiente es una opinión personal, lógicamente condicionada por mi forma de concebir la política, por mi ideología, y por un montón de otros factores. No pretende en absoluto ser una verdad indiscutible, ni tampoco busca molestar u ofender a nadie.
Creo que el evento armado este viernes en la costanera, para inaugurar el período de sesiones ordinarias del H.C.D., fue un error, y un error que se pudo haber visto venir.
Las aperturas de sesiones ordinarias son actos en los que los Concejos Deliberantes de cada ciudad inician oficialmente su período de actividad legislativa anual. Se realizan a principios de año, y tienen la particularidad de que a ellas asisten los intendentes para dar discursos en los que suelen hacer un balance de sus gestiones pasadas, y exponer los objetivos y proyectos para el nuevo período legislativo. Se trata, en resumidas cuentas, de un evento protocolar que establece las bases del trabajo conjunto entre el Departamento Ejecutivo y el Honorable Concejo Deliberante (cuerpo integrado por diversas fuerzas políticas, no solo por una) en beneficio de todos los vecinos, y que sirve como puntapié inicial a un nuevo año de actividad legislativa.
Pero lo del viernes, tanto por el planteo del evento que hizo el oficialismo como por la ausencia del bloque opositor, se vio como otra cosa: más como un acto de campaña, como un gran despliegue de fuerzas de un específico espacio político, como una ''misa abellista'' a la que fueron los abellistas de siempre y los muchísimos ''nuevos'' (porque fue notable ver la cantidad de caras relacionadas en el pasado a otros espacios políticos, dando el presente en la costanera con camisa y pantalón largo pese a los casi 40 grados de térmica). El fenómeno de los ''panqueques'' en Campana, analizando posibles explicaciones y responsabilidades desde un lado y del otro de la grieta, ameritaría una nota aparte. Ya habrá oportunidad (porque algunos casos son increíbles).
El acto se hizo en la costanera porque, supuestamente, el Salón Blanco del H.C.D. quedaba chico. Pero quienes asistimos con regularidad al recinto legislativo del Palacio Municipal sabemos bien que esta supuesta insuficiencia en su capacidad no es real, por varios motivos.
Primero que nada, me atrevería a decir que el porcentaje de vecinos espontáneos que fue el viernes a la tarde a ver la apertura de sesiones fue mínimo, pongámosle, entre el 1 y el 5%.
El lugar fue dividido en 3: la prensa ''amiga'' (o como diría un colega que hoy hace radio en la FM Del 15, la prensa ''tiracentros''), en un corralito, toda junta, por un lado. Diría ''la casta'' pero me parece demasiado, digámosle mejor ''la dirigencia política'' o ''los Vi Ai Pi'' justo detrás de los concejales, por el otro. Y los vecinos comunes al fondo. Entre todos, según los datos del propio oficialismo, sumaron alrededor de 400 personas.
Las personas del sector VIP tienen que ir a esta clase de eventos. Tienen que procurar ser vistos, como muestra de lealtad a la gestión. En general es gente que o ya tiene su lugar en el tablero político de la ciudad y quiere mantenerlo, o gente que aspira a tenerlo. Es seguro decir que nadie está ahí sin algún interés concreto. Esta gente tenía sillas. La ''monada'' de atrás no.
Atrás de todo, la mayoría se notaba que fue llevada al evento para hacer número: mucha gente que uno nunca ve en las sesiones ordinarias, que charlaba durante el discurso del intendente, portando banderas de agrupaciones abellistas. Se notaban con facilidad las caras de aburrimiento, los bostezos, y las ganas de que el intendente acorte su discurso para irse a casa a ponerse abajo del aire acondicionado. Esto no es invento mío: el propio Abella mencionó la posibilidad de estar aburriendo a la gente, y aclaró que ''hay mucho más por decir, pero no quiero aburrir''.
Pero lo que me parece fundamental, como prueba, es que en estos 9 años de gestión del intendente Abella la asistencia a las sesiones ordinarias del H.C.D. ha ido en constante decrecimiento. Sin ir más lejos, a las últimas sesiones del año pasado no fue prácticamente nadie. El Salón Blanco, supuestamente ''chico'' para el relato oficial, queda inmensamente grande en la realidad.
Y este decrecimiento en la presencialidad no es en absoluto suplido por un incremento en la cantidad de espectadores de la transmisión online, ya que el canal de YouTube del HCD sigue siendo visto por muy pocas personas: en 2024, hubo un promedio de 373 reproducciones por sesión. Esto significa algo muy sencillo: la ciudadanía de Campana no se está enterando de lo que sucede en el HCD, ya sea o porque ni siquiera está enterado de su funcionamiento o porque su funcionamiento no la atrae. Y esto es grave.
El video proyectado antes del discurso del intendente estuvo muy bien confeccionado, fue dinámico, y logró meter en unos pocos minutos un sinfín de obras y avances en la ciudad en este último año. Pero también tuvo varias afirmaciones ''discutibles'', respecto de las cuales podría haberse hecho algún comentario. Se me ocurre ahora la parte de ''inversión en cultura'', porque creo que es uno de los grandes déficits de esta gestión. Pero ¿quién podría haber comentado algo, retrucado algo, si no había oposición?
Y acá es donde me gustaría hablar sobre la actitud del bloque opositor, de los concejales de Unión Por La Patria. En un comunicado -publicado a menos de una hora del comienzo del evento-, el bloque liderado por Alejo Sarna informó que no asistiría al acto aduciendo que la presidenta del HCD, Karina Sala, violó normativas vigentes y la Ley Orgánica de las Municipalidades ''para imponer una decisión unilateral'', ''vulnerando principios democráticos'' e ''ignorando que cualquier cambio de lugar en la sesión inaugural requiere justificación y la aprobación de dos tercios del HCD''.
Acá hay que hacer una distinción importante. ¿Tiene razón el bloque peronista? Claro que sí. Por supuesto que la tiene. Y no sería la primera vez que el bloque oficialista se maneja de esta manera, imponiendo su mayoría -que se la ganó limpiamente en las urnas, vale decir, porque a veces se habla como si esta le hubiera caído del cielo- sin alcanzar consensos, sin dar concesiones ni debates.
Pero esto no significa en absoluto que esté bien que el bloque peronista decida no ir al evento. Alejo Sarna y su bloque representan políticamente a más de un cuarto de la ciudadanía campanense, ya que cosecharon el 26,24% de los votos de los votos en las últimas elecciones. Ese porcentaje importante no tuvo ni voz ni representación el viernes en la costanera, lo que facilitó notablemente el objetivo oficialista de convertir el evento en un virtual acto de campaña. Un acto de campaña que fue pagado por todos los ciudadanos, incluido ese 26,24%.
Las preguntas que me surgen rápidamente son:
¿Consultó el bloque peronista a sus votantes y militantes, tipo ''che, ¿qué les parece que hagamos ante esta situación? ¿Vamos o no vamos?''. Yo, personalmente, creo que la inmensa mayoría de los peronistas les hubiéramos dicho no solo que vayan, sino que también lleven su gente, que convoquen a su militancia, y ''emparden'' las fuerzas. Que junto a ''Sentir'' y a ''La Melo'' aparezcan el PJ, La Cámpora, los sindicatos y demás. Esto aplica también a las veces en que el bloque decide irse de las sesiones del HCD y dejar sus bancas vacías -que sí, siempre que lo hacen subyace una argumentación con la que estoy de acuerdo, pero que nunca amerita el abandono del recinto-. Esta actitud ''copia'' a la de los diputados y senadores de Unión Por La Patria que no fueron a la apertura de sesiones de Milei. ¿Vieron uds. los comentarios de los militantes de a pie en las redes sociales? Todos condenan esta actitud: todos quieren verlos en el recinto, dando la cara.
¿Hay algo más aparte de ''no ir al acto'', tras la comisión de lo que claramente es una infracción al reglamento y a las normativas vigentes de parte de la presidenta del HCD? ¿Van a ir a la Justicia, al Tribunal de Cuentas, o a donde se deba ir para que esta clase de atropellos no sigan sucediendo? ¿O todo termina acá, en las sillas vacías y ya?
Si el Salón Blanco del H.C.D. queda chico, ¿esto significa que hasta que no terminen el nuevo HCD que están construyendo en la casa de la familia Costa (del que, igualmente, no sabemos sus dimensiones), va a llevarse adelante un ''H.C.D. itinerante'' que recorrerá los barrios de la ciudad? Porque si solo sacan el H.C.D. a la calle en la apertura de las sesiones, pareciera que solo quieren que la gente vea el video institucional y los logros de gestión, pero no quieren que vean los debates, el nivel -por momentos deplorable- de las discusiones, y ''la cocina'' de muchas de las ordenanzas que terminan afectando las vidas de los vecinos. Seamos honestos: las sesiones ordinarias del H.C.D. no le importan a la ciudadanía, y daría la sensación de que el oficialismo está cómodo con esa realidad, que cuanto más desapercibida pase la actividad legislativa, mejor para ellos.
Finalmente, el discurso de Abella. Lejos de aquel memorable speech de 28 segundos de 2019 (realizado en el Salón Blanco, con presencia opositora) [ver más], que recorrió todos los medios nacionales, y sin la violencia que mostró contra concejales peronistas en 2023 y 2024, el intendente habló con mucha tranquilidad, mucha claridad, sintiéndose cómodo ante una audiencia ''toda suya''. Allí, recordó a su amigo Martín Deppeler, y dio detalles sobre lo compleja que es la tarea de gestionar una ciudad, haciendo especial hincapié en los problemas causados recientemente por las inclemencias climáticas. En síntesis, Abella dio un muy buen discurso, ni muy largo ni muy corto, y sin necesidad de leer nada (algo que, en los tiempos que corren, es refrescante).

La pregunta que nos debemos hacer todos, ahora, ya con el diario del lunes: ¿Tuvo sentido semejante despliegue para esto que sucedió? El gasto en infraestructura, vallas, seguridad, catering, escenario, cámaras, pantalla gigante, sonido, streaming, etc, para que al evento lo hayan visto 400 personas (0 espontáneas) de forma presencial, y 65 por stream... con tantas necesidades básicas insatisfechas y tanta malaria generalizada en la sociedad ¿estuvo justificado de alguna manera?
Pero también tenemos que preguntarnos: ¿está bien que el año legislativo haya comenzado con 14 concejales sobre 20? Los que votamos a los 6 concejales que no asistieron, ¿queremos eso?
La clase política campanense le debe respuestas a los ciudadanos. El problema es que la primera se hace la desentendida y a los segundos parece no importarles. ¿Qué podemos hacer para que la gente esté más cerca de la política? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con una ciudadanía desconectada de lo que pasa en el H.C.D.? Ojalá este año legislativo traiga consigo más debate, más discusiones, más política, y más participación ciudadana. Pero, por el momento, esta apertura de sesiones fue un primer paso en falso.
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