La historia de la mujer que el terror nunca logró doblegar
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La historia de la mujer que el terror nunca logró doblegar

A Lidia ''La China'' Biscarte la secuestraron mientras dormía el 27 de marzo de 1976. Diez personas que la arrancaron de su casa, donde también estaban sus dos hijos. No tenía pasado ni en la política ni en la militancia: simplemente la confundieron con otra persona.

Lidia ''China'' Biscarte. Inmensa.

A partir de ese momento, comenzó a vivir y a sufrir un horror imposible de poner en palabras. La golpearon brutalmente, la lastimaron, la humillaron y cometieron contra ella delitos que durante mucho tiempo fueron puestos bajo la alfombra. Lo que nunca lograron es quebrarla, porque su entereza fue y sigue siendo infinita.


Los cobardes armados que usurparon el poder hace 48 años la hicieron pasar por prácticamente todos los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio de la que dieron a llamar ''Área 400'', el sector de mando militar comprendido por las ciudades de Campana y Zárate. Así, La China pasó por la Comisaría de Zárate, la Prefectura de Zárate, el Arsenal de Marina de Zárate (donde toma contacto por primera vez con ''el Chancho'' Omar Edgardo Di Nápoli, el siniestro médico que ''administraba'' la tortura a los prisioneros), el buque ARA Murature, el Tiro Federal de Campana, la Comisaría de Campana (en un camión celular), y finalmente la Fábrica Militar de Tolueno Sintético.

Pero eso no es todo: fuera del Área 400, La China estuvo en el Pozo de Banfield, la Comisaría de Moreno, Campo de Mayo, la Cárcel de Olmos, y finalmente la Cárcel de Devoto, donde permaneció privada ilegalmente de su libertad durante casi 3 años, hasta el 6 de enero de 1979.


Ya en libertad, en el año 1983, y en las vísperas de volver a ser madre, reconoció en el hospital de Zárate al médico Di Nápoli, cuya voz jamás podrá olvidar. Él era quien le decía a los militares que los torturados seguían pudiendo (o ya no) resistir la tortura: “Sí, dale, dale que aguanta, dale 220 que no pasa nada”.


30 años después, y ya convertida en un enorme referente de vida y de Derechos Humanos de la región, La China fue llamada a declarar como testigo en un juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en el Área 400, y allí contó todo lo que vivió con este médico torturador. Su relato sirvió para lograr su imputación y la de otros mandos de la Fuerza Naval que aun pululaban impunes por la calle.


La China no tiene mucha fe en la Justicia, pero asegura que va a luchar para meter presos a todos los genocidas mientras le queden fuerzas.

El 7 de septiembre de 2020, la Justicia condenó a prisión a dos de los imputados, Santiago Omar Riveros (18 años) y Jorge Bernardo (22), pero absolvió a Di Nápoli por una supuesta falta de pruebas.


La China, que muestra una entereza increíble para una mujer que fue torturada y humillada tan salvaje y prolongadamente, sigue firme en su objetivo de poner tras las rejas a todos los genocidas con los que alguna vez se topó. Es cierto: está descreída de la justicia, pero lo que no tiene de fe en ella lo tiene de energía para contar una y un millón de veces su historia, para continuar militando, y para seguir siendo un testimonio viviente del peor horror que se haya perpetrado desde el Estado contra la población argentina en nuestra historia.

Esta entrevista fue grabada el viernes 8 de marzo de 2024 a mediodía en el Centro Integrador Comunitario (C.I.C.) de Zárate, el lugar de trabajo de La China. Fue realizada por Esteban Ferraris y Loana Vietta.


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