Una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer
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Una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer

Oriana Pallotti - DNI 37.878.149

Foto 1: Niños del Bachillerato San Miguel Arcángel marchando casi militarmente con pañuelos celestes ''pro-vida'' | Foto 2: Flor Franco, docente y feminista de Puerto Madryn, dictando clases con un pañuelo verde ''pro-elección''

Ambas fotografías me generan tristeza. Ambas fotografías son el claro ejemplo de moldear objetos -y no sujetos- desde una enseñanza unidireccional que apela a qué pensar, y no a cómo pensar.

Incitar y exponer a estudiantes a que usen un pañuelo celeste sin que antes se haya brindado un espacio para construir un proceso de pensamiento y autonomía, demuestra la ausencia de libertad en su verdadero significado, más aún la carencia de autenticidad como individuos. No hay proceso, se inculca qué pensar.

Que una docente use el pañuelo verde dentro del aula y ya desde ese hecho exponga que su postura es la debida sin que antes haya propiciado al alumnado un espacio en el que se desarrolle y se construya un proceso de pensamiento y autonomía crítica, demuestra la ausencia de libertad en su verdadero significado. No hay proceso, se inculca qué pensar.

En la teoría (y también en la práctica) ambos casos son totalmente erróneos y nocivos. Si se infunda qué pensar, si se apela explícitamente o implícitamente qué pensar y no hay espacio para aprender cómo pensar, el resultado es el mismo: rebaño de ovejas al unísono.

Genera tristeza que en la praxis educacional se deje de lado enseñar cómo pensar y que la búsqueda del "bien común" condicionada por la opinión pública, nos obligue a hacer la vista gorda frente al micro-adoctrinamiento latente en las aulas.

En síntesis, todos deberíamos luchar (dentro y fuera del establecimiento educativo) por una educación que nos enseñe a pensar, no a obedecer; y que "educar" vuelva a ser sinónimo de libertad y no de opresión.

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