“Para muchas familias, hacer colecho no es una opción. Es la única alternativa”
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“Para muchas familias, hacer colecho no es una opción. Es la única alternativa”

La diputada provincial Soledad Alonso se pronunció sobre la iniciativa que desarrolla desde 2020 junto a la concejala Romina Carrizo -Punto Bebé- como una respuesta al bloqueo que sufrió el Plan Qunita, puesto en marcha por Cristina Fernández de Kirchner en 2015 con la finalidad de evitar la mortalidad infantil por colecho, un avance en cuanto a políticas de inclusión social de aquel gobierno que fue dado de baja durante el macrismo.

Alonso junto a Carrizo haciendo entrega de un kit (Foto de Archivo)

Fue en semanas recientes que la fiscal Gabriela Baigún pidió el sobreseimiento de todos los imputados en el caso del Plan Qunita por inexistencia de delito, y que se volvió a visibilizar el programa puesto en marcha en 2015 por Cristina Fernández de Kirchner volvió a ser noticia una de las tantas políticas de inclusión social de aquel Gobierno, que luego fue desactivada por la administración de Mauricio Macri.

Expuesto en un decisivo dictamen de 70 páginas, presentado el pasado miércoles 30 de junio ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1, la fiscal de juicio derribó la denuncia original de la diputada Graciela Ocaña y concluyó que no hubo perjuicio para el Estado, en base al análisis de dos pericias contables. Aseguró que no fue direccionada la licitación y subrayó que el kit cumplía con el objetivo de lograr "un comienzo de vida equitativo".


La decisión tomada por los representantes judiciales renueva el optimismo de los y las representantes políticos que reivindican las políticas de inclusión social, como la diputada provincial, Soledad Alonso, quien al respecto de la noticia aseguró que: “Esta resolución que ha tomado la fiscal Baigún significa también poner en valor estas políticas públicas que defendemos y por las que trabajamos constantemente desde el Frente de Todos”


“Quienes se ocuparon de difamar y romper por completo con el plan Qunita y tantos otros tan importantes para el pueblo, las mujeres y especialmente los sectores vulnerables, lo hicieron a través de denuncias falsas, dejando de lado que para muchas personas el colecho es la única opción, y ahí radica la importancia de este plan. Nació para brindar seguridad y reducir directamente la mortalidad infantil”, agregó.


El paso siguiente lo debe resolver el TOF 1. Si sobresee a todos los acusados, así como lo solicitó la fiscal, y definir si la causa se archiva o avanza hacia juicio oral y público.


Recordamos que el expediente de la causa del Plan Qunita fue instruido por el fallecido juez federal Claudio Bonadío, quien en su momento procesó al exjefe de Gabinete Aníbal Fernández y al exministro de Salud de la Nación y actual titular de esa cartera en la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollan, y a su actual viceministro, Nicolás Kreplak, entre otros.

Con el Plan Qunita las muertes de bebés se redujeron un 8,5%

Por último, Alonso expuso en referencia a la iniciativa Punto Bebé: “Este programa lo financiamos nosotras mismas, con mucho esfuerzo personal, amor y una clara decisión política. Poder decidir dónde va a dormir tu bebé es un privilegio al que sólo algunas madres pueden acceder. Sin un Qunita que les proveyera al menos una cuna, muchas madres no tuvieron otra opción que poner al recién nacido en su propia cama”.


“Hacer colecho, esto que se puso de moda en estos últimos tiempos es algo que miles de madres provenientes de sectores humildes hacen desde siempre porque es la única opción que tienen”, finalizó la legisladora.


HACER COLECHO ESTÁ DETERMINADO POR UNA DECISIÓN POLÍTICA


El Plan Qunita fue lanzado en 2015 para reducir la principal causa de mortalidad infantil entre los sectores de menores recursos: el colecho. La idea surgió a partir de la iniciativa de Santiago Ares, un joven diseñador que falleció a los 25 años de cáncer de colon. Según contó su padre, Álvaro Ares, a "Tiago" se le ocurrió la idea cuando "se enteró que el mayor índice de mortalidad infantil en zonas marginales de nuestro país, se debe a lo que se denomina colecho, y no por desnutrición como solemos pensar a priori".

Graciela Ocaña denunció el Plan Qunita en Julio de 2015, sólo una semana después que lo anunciara la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, argumentando “irregularidades en la adjudicación” a un proveedor de los canastos moisés, aunque nunca se encontraron evidencias de direccionamiento de la licitación. Las autoridades pertinentes desestimaron la denuncia que, por consiguiente, cayó.


La denuncia sostenía que los kits eran de “dudosa calidad y tenían sobreprecios”, pero el peritaje presentado a la Justicia Federal determinó que el kit cumplía con los objetivos. Por su parte, la Sindicatura General de la Nación estableció un precio indicativo de 7.479 pesos, cerca de los 7.850 a los que se licitó inicialmente, precio comprendido dentro de los márgenes permitidos.

Sin embargo, el argumento del supuesto sobrecosto fue considerado por el juez Claudio Bonadío como suficiente. Lo contrastó con un kit alternativo que fue presentado por Ocaña. Los peritos que evaluaron ese kit alterno determinaron que “el kit de la licenciada Ocaña no contempla todos los ítems requeridos en la licitación”, “la distancia entre los barrotes de esta cuna alternativa es peligrosa para un bebé”. De hecho, sostuvo la pericia que “faltan 14 de los 42 elementos del kit que se entregó a las madres”. Los especialistas señalaron además que no se puede establecer un precio que sirva como referencia porque el juego que incluía el Qunita no existía en el mercado.


Así que, en abril de 2016 el nuevo gobierno Electo de Mauricio Macri derogó el programa objetando esta vez que las cunas “eran muy peligrosas”, en una medida que afectó directamente a cientos de miles de madres en todo el país, niñas, niños y familias, sin por lo menos ofrecer una alternativa que viniera a suplir un problema serio de la sociedad argentina.


El objetivo del Plan Qunita era dotar a las madres de recién nacidos con un kit de productos que permitieran bajar la mortalidad de bebés entre uno y seis meses. Para ello, el material incluía: un moisés con equipamiento, ropa para el bebé, un termómetro, un chupete, libros de cuentos, sonajero, crema hidratante e instructivos para la futura madre: lo imprescindible a los que casi nunca tienen acceso en los sectores vulnerables.

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