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Netflix libre de humo (por Anto Coronel)

Las fuertes críticas a la serie Stranger Things por el uso continuo de cigarrillos hicieron que la plataforma anuncie una prohibición de tabaco para sus próximas producciones y esto abrió puertas a distintas reacciones, tanto a favor como en contra.

Joyce Byers, madre de Will y Jonathan Byers, interpretada por la genial Winona Ryder

Un informe de una asociación antitabaco, llamada True Initiative, señala que durante la segunda temporada de la serie Stranger Things se fumó más que en cualquier otra de las producciones presentes dentro de la plataforma. Según este informe, hubo 1209 representaciones de tabaco entre 2016 y 2017, en varias series de la plataforma, y que esto podría ser motivo del aumento del consumo de cigarrillos en los jóvenes.

Esto desató la respuesta del mismo Netflix que determinó reducir el consumo de tabaco y cigarros electrónicos en los personajes de sus producciones originales y que en las series calificadas como aptas para menores de 14 años el consumo del cigarrillo se limite a razones de precisión histórica o sean característica definitoria de algún personaje. También se advertirá en los carteles informativos durante la reproducción del contenido.


La polémica a esta determinación reside en por qué sólo se limita al tabaco y no a otras cuestiones perjudiciales como el abuso de drogas o alcohol, e incluso se ha llegado a pensar en crear un límite en el consumo de alimentos chatarra y gaseosas. También se ha hecho hincapié en las series en las que se muestran escenas de machismo, bullying, menores usando armas, violaciones, suicidios y asesinatos de manera explícita y demás situaciones que se consideran problemáticas.


A su vez se presenta la disyuntiva del ¿y por qué no? si son cosas que suceden en la vida real y que sirven a guionistas y productores a crear el mundo de sus ficciones.

Billy Hargrove, uno de los grandes antagonistas de la temporada 2 de Stranger Things, interpretado por Dacre Montgomery

Otra de las cuestiones es por qué limitar a los creativos en sus ficciones, si solo son eso: ficciones. ¿Es válido aceptar cualquier tipo de situaciones problemáticas en la ficción siempre y cuando tengamos en claro sus límites en la “vida real”? Aún así surgen las dudas sobre si realmente se puede dar por sentado que estas situaciones, donde la violencia hacia uno mismo, un otro, psicológica o verbal es protagonista, son tomadas como algo malo y nocivo por la totalidad de la público.

Bellcom | Jean Jaures 922 (2804) Campana | (03489) 425483 | info@bellcom.com.ar

En una sociedad de consumo, donde los medios, las producciones audiovisuales, la publicidad e incluso la música, entre otras cosas, crean estereotipos y “modelos de vida” para imitar: ¿se puede asumir que el público entiende, entre otras cosas, que el tabaco es perjudicial para la salud o que el bullying no está bien? Con los medios generando constantemente necesidades, inculcando valores y maneras de verse a uno y al mundo que lo rodea y creando imágenes “cool” que copiar no es tan descabellado pensar que influyen en el comportamiento de los jóvenes.


Es entonces ahí dónde más preguntas ocurren. ¿No serían, las producciones audiovisuales, poco creíbles e idílicas al evitar cuestiones que forman parte de la realidad aunque no sea específicamente la nuestra? Cabe destacar que no siempre se ve al consumo de sustancias perjudiciales para la salud o a hacer bullying como algo malo, sino que se muestra como una característica “cool”. ¿Lo audiovisual no se puede utilizar como herramienta para educar sobre estas situaciones problemáticas y mostrar las consecuencias en vez de simplemente omitirlas por completo?

Chief Hopper, jefe de la policía de la ciudad de Hawkins en Indiana, EE.UU.

La omisión de estas situaciones no hará que desaparezcan ni mucho menos que los menores las desconozcan. ¿Hasta qué punto es "bueno" omitir problemáticas en las producciones? Las producciones audiovisuales pueden exponer estas situaciones que perjudican el propio cuerpo o a los demás, pero no para ser interpretadas como “apología” sino para ser tomadas como herramientas para mostrar que suceden, cómo se puede actuar y como se puede intentar revertirlas, como una especie de herramienta pedagógica. ¿Es más importante “qué mostrar” en vez de “cómo se muestra”? ¿El negocio de la publicidad es más importante ante perjudicar e influenciar negativamente al público?


Por Anto Coronel.

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