K-Pop: Videoclips elaborados, fanáticos devotos, y coreografías brutales
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K-Pop: Videoclips elaborados, fanáticos devotos, y coreografías brutales

Con abundancia de detalles y explicado desde cero, Oriana Pallotti nos cuenta cómo es el fenómeno musical de Corea del Sur que conquistó el mundo.

Exo: boy band sur-coreana de K-pop formado por S.M. Entertainment en 2011

El término K-Pop (cuya traducción literal es ‘’pop coreano’’) hace referencia a toda la industria de la música popular en Corea de Sur, caracterizada por manejar una composición entre el canto y el baile con diferentes efectos visuales que complementan su música y presentación. No es un género musical específico, sino una amalgama de estilos occidentales (rock, jazz, hip hop, reggaeton y electrónica, entre otros) que revolucionó la escena local a principios de los noventa y que ha tenido una explosión internacional en la última década.


En términos históricos, luego de la separación de Corea del Norte y Corea del Sur (1950), este último le abrió las puertas a la música occidental. Los 90’ fueron clave para la expansión internacional de la cultura asiática, ya que Corea aprovechó el ‘’boom’’ de las Olimpiadas de Seúl en 1988 y comenzó a exportar su música y sus producciones televisivas (los K-Dramas) a sus vecinos asiáticos. Para finales de la década, China y especialmente Japón ya eran mercados importantes para Corea y comenzó su expansión a otros horizontes. A este suceso internacional se le conoce como Hallyu u ‘’ola coreana’’.

Es así, como el K-Pop nació gracias a la irrupción de grupos como Seo Tai-Ji & Boys. Sin embargo, fue el cantante PSY quien marcó un antes y un después con su tema ''Gangnam Style'' en el año 2012.

Los exponentes del K-pop son grupos integrados por hombres o mujeres jóvenes que cantan en coreano usando estribillos en otros idiomas (como el inglés y el español) y bailan en perfecta coordinación. Este género se caracteriza, entre otras cosas, por el protagonismo del aspecto audiovisual expuesto en las mega-producciones de sus videoclips, en las cuales el despliegue coreográfico y tecnológico son la fórmula para el éxito. En cuanto a su estilo musical, va evolucionando de acuerdo a los ritmos más populares del momento y su estética visual es colorida, impactante y estridente. Todo un concepto.

El estilo de las bandas responde a una estrategia específica (y exigente) que ha permitido el crecimiento de la escena de manera exponencial. En Corea del Sur, las agencias musicales más importantes reclutan, financian, entrenan y promueven a sus nuevos artistas bajo sistemas rígidos que diseñan y ejecutan hasta el último detalle de cada ‘’idol’’ (como los llaman sus fans), para que el producto final se acerque lo máximo posible a la perfección estética y escenográfica.


La personalidad de cada banda es prediseñada desde el reclutamiento de sus integrantes, los cuales audicionan con el propósito de desarrollar todo su potencial y eventualmente debutar en alguna agrupación (a veces sin éxito), pasando por la elección de su nombre y canción oficial de su club de fans, hasta la creación de su lighstick (‘’barras luminosas’’ representativas de cada banda y fandom, las cuales son utilizadas en sus conciertos).

Respecto al funcionamiento y dinámica, nada queda al azar cuando hablamos de K-pop. Sus agrupaciones funcionan a modo de ‘’máquina’’ siendo cada uno de sus integrantes, los ‘’engranajes’’ de la misma. Todos tienen su posición y labor a cumplir, ya sean líderes, bailarines, raperos, visuales e incluso maknaes (los más jóvenes).

Las mismas se caracterizan por la cantidad de sus integrantes. Grupos como Seventeen (que no engañe el nombre) cuentan con 13. EXO debutó con 12 integrantes (actualmente solo quedaron 9) y NCT consta de 21 miembros (por el momento). Ahora bien, ¿por qué tantos integrantes? Tiene su lógica e importancia: Más integrantes, más posibilidades de que los fans se identifiquen o encariñen con alguno. Más actividades individuales (o sub-unidades) también son más ingresos para la agencia. ¿Lo negativo? Nunca se logran ‘’resaltar’’ todos, siempre habrá algunos que queden ocultos tras la fama de los compañeros más destacados. Sin embargo, todos deben ser capaces de cumplir con cada expectativa del mercado, que es en exceso competitivo, ya que las bandas que ‘’trascienden’’ son las que generan más ingresos. De no ser así, las empresas representantes las dejan en una especie de ‘’hiatus’’ hasta su posterior disolución.

NCT, boy band multinacional formada por S.M. Entertainment en 2016

Hay tantas agrupaciones de K-pop que para distinguirse han tenido que abrirse a públicos cada vez más amplios o lejanos a su país de origen. La pasión y entrega de las fans (en especial las latinoamericanas) ha atrapado la atención de los grupos de K-pop. Esto no pasa desapercibido por los ‘’idols’’, que empiezan a componer en español para agradecerle a su audiencia. Es un marketing muy estratégico. La banda piensa mucho en cómo construye su mensaje y eso influye en el éxito de cada una, ya que crean comunidades fuertes e inquebrantables.

Este fenómeno mundial también influye en la moda, especialmente de Asia, donde la ropa y los accesorios usados por los artistas, así como sus peinados y las marcas de cosméticos que utilizan son buscados por los jóvenes oyentes. Distintas marcas de moda han lanzado copias de la ropa utilizada por los idols. Algunos de los artistas más conocidos que se han convertido en íconos de la moda, son el grupo SHINee, 2NE1, y G-Dragon, líder de BIG BANG. Incluso algunos diseñadores occidentales han trabajado con ídolos del K-pop, como es el caso de Jeremy Scott, que ha nombrado a CL, líder de 2NE1, una de sus musas.


Detrás de todo esto, hay una apropiación social y cultural latente y positiva de parte de los seguidores del K-pop: no es suficiente con escuchar sus canciones y ver sus videos. Estas comunidades de fans necesitan más: El K-pop es la punta del iceberg de la ola coreana, pero a fin de cuentas los fans quieren saber dónde aprender el idioma, qué y dónde comer, hasta incluao saber qué pasa en Corea del Norte.


Es imposible no hacer referencia a Corea del Sur como uno de los países que han sufrido un conjunto de transformaciones políticas, sociales, culturales más importantes de los últimos años, el resultado es una sociedad que podemos considerar moderna y adaptada a las exigencias y a los nuevos retos de la globalización. Sin embargo, sigue siendo una sociedad que pretende mantener algunos de los rasgos fundamentales de su tradición e identidad, por eso los cambios a los que ha tenido que enfrentarse la sociedad surcoreana (que se vio abocada a entrar completamente en la vía de la modernización sin que ello implique, necesariamente, su occidentalización) no impidieron que hasta el día de hoy, se mantenga como una de las comunidades más conservadoras.

Como toda industria del entretenimiento, no es ajena a las polémicas. La más resonante es la de los rigurosos contratos y su extensión. Actualmente es una cuestión que ha mejorado, pero en décadas pasadas los contratos eran de un promedio de 10 años en los que la agencia tenía total exclusividad por sobre el artista, cuya capacidad de decisión era casi nula, lo cual llevó a los miembros chinos de EXO, por ejemplo, a denunciar penalmente a la empresa SM Entertainment. La mayoría de las denuncias refieren a incumplimientos en los contratos: explotación laboral y falta de pago.


Otra polémica es la exposición de los menores de edad, las coreografías que interpretan o las actividades e interacciones con fans mayores de edad. Lamentablemente es un tópico que cruza la industria del entretenimiento a nivel global y el K-pop no está exento.

Y por supuesto, el gran problema de Corea: la obsesión por la imagen y las cirugías plásticas. Los artistas se ven obligados a cumplir con ciertos patrones estéticos, por lo cual se someten a todo tipo de intervenciones.

Todo esto desencadena en el otro aspecto distintivo del género (e incluso contradictorio) y la principal diferencia por sobre los representantes y artistas occidentales convencionales: el llevar la personalización o acercamiento con sus fans a un nivel bastante íntimo, donde la audiencia es lo más importante. Los artistas del K-pop incluso suelen referirse a sus fans como sus ‘’novias’’ o ‘’esposas’’.

Show de NCT con lightsticks

Pero como todo fandom, este también tiene un lado oscuro: las sasaeng, fans obsesivas que acosan a los idols y que invaden su vida privada hasta puntos inimaginables. Para este tipo de fans, los integrantes de las bandas son suyos, su posesión. Por ende, el rechazo a que los artistas estén en pareja es un patrón muy recurrente dentro de la industria. El mantener su intimidad bajo la alfombra es determinante para el éxito de las bandas. No tienen parejas, y si las tienen, es a escondidas.

Uno de los casos más trascendentes fue cuando Lee SungMin, integrante de la banda Super Junior y referente del género, anunció que iba a casarse. Las fans lo atacaron, compraron las acciones del grupo y lo dieron de baja temporal.

Casos como éste, abundan.


Sin embargo, son más los seguidores leales y positivos. Después de todo, estas comunidades de fans son las que han transformado a la música pop coreana en un éxito mundial, a pesar de contar con una serie de barreras que dificultan su escucha y promoción, tales como el racismo y los prejuicios hacia la música de países no occidentales.

La presencia de este género es cada vez mayor. Su consumo en todas las edades y géneros ha permitido que se abran cada vez más las mentes y oídos hacia su escucha.


No se sabe con exactitud lo que le deparará al K-Pop en el futuro, pero lo que sí se puede afirmar es que es y será una puerta y portal hacia la cultura coreana, en general, sea moderna o tradicional.

 

Texto de Oriana Pallotti para Código Plural

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