Juegan a "Primero Yo, después también yo, y las migas para mi!" (por Leonardo Midón)

Pretendemos, de cara a lo que se viene, hacer un breve recorrido de los últimos 4 años, poniendo en perspectiva lo que es la vida institucional de nuestro Honorable Concejo Deliberante. Por supuesto que desde nuestra mirada, desde nuestra verdad relativa pero, estamos convencidos, que es fundamental poner en discusión para lograr esa tan anhelada síntesis que, lamentablemente, solo algunos esbozamos como horizonte democrático.

Venimos estos últimos cuatro años asistiendo a un proceso sistemático de intento de invisibilización de la oposición. Un gran fracaso de la política como hecho colectivo en donde la primera minoría nunca, absolutamente nunca fue tenida en cuenta y donde siempre pero absolutamente siempre fue minimizado el hecho de su representatividad, dándole la espalda a la voluntad popular, privilegiando y blindando la única voluntad que se tiene por válida que es aquella que le sostiene el mandato a Abella y su banda de secuaces.

Cuatro años en donde se habló de lo que el oficialismo quiso. En la forma que el oficialismo quiso. Cuando el oficialismo quiso. Cuatro años de profundas irregularidades administrativas e institucionales, donde se han dado por válidas votaciones en las cuales el oficialismo, con la venia de la Presidencia del Concejo, no llegaron a los pisos legales necesarios de votos. Estas acciones no son viveza, es simplemente ilegalidad.

Cuatro años en donde, sin asistencia alguna de la razón ni de la legitimidad, nos fueron vedadas las autoridades de todas y cada una de las comisiones permanentes de este concejo deliberante sin que nadie se escandalice aunque sea por decoro. Para que quede claro: de 18 autoridades que componen las 6 comisiones permanentes no nos fue cedida ni siquiera una.

Cuatro años en los que, a pesar de los pocos despachos de proyectos obtenidos por la oposición, a pesar de que en la absoluta mayoría de los casos acompañamos la necesidades y las herramientas que se impulsaron desde el oficialismo, cuando alguna vez se levanta una voz mínimamente disidente, la voracidad oficialista castigaba sin cesar a quien se animaba a plantear una mirada distinta.

Una vida institucional dentro de este concejo que se encontró casi todo el tiempo, al borde del colapso, nacida sin lugar a dudas de aquella máxima impulsada por el propio Intendente Sebastián Abella en donde expresaba su deseo (frente a los medios de comunicación locales) de que se cierre el Concejo Deliberante, con tan poco tino democrático que, a mas de 40 años del retorno de la democracia, aún sigue erizando la piel este tipo de declaraciones tan pero tan cercanas a la noche más oscura que atravesamos como sociedad todos los argentinxs.

Pero, con la llegada de los resultados de las últimas elecciones, en donde el pueblo campanense se expresó sin ningún tipo de problemas, quedaron prácticamente empatados el bloque neolibertario de Abella y Fuerza Patria, siendo el oficialismo ganador por un muy pequeño puñado de votos. Así, entendíamos que la clase política en su conjunto debía escuchar ese mensaje popular.

Un mensaje claro y contundente en donde oficialismo y oposición lograban la misma cantidad de bancas: los primeros resignando algunas y aquellos que eran minoría, recuperando otras.

El fin de la mayoría. Del quorum propio. De lo absoluto.

A partir de estos resultados, el Concejo Deliberante es la expresión de tres minorías que, en definitiva, están destinadas a mayor necesidad de discusión, a mayor necesidad de consensos, a mayor necesidad de construcción colectiva, a mayor posibilidad de síntesis como mecanismo para avanzar. En fin, lo que las urnas expresaron como voz de la voluntad popular es el pedido de mayor responsabilidad y madurez política.

Como exigencia.

Como mandato.

La política al servicio de un interés colectivo y no un recinto destinado a amplificar la voz del gobierno de turno.

Así, llegamos a la sesión preparatoria en donde la nueva conformación del Concejo Deliberante comenzaría a desandar su camino por los próximos años. Aspirando desde nuestro bloque simplemente a un concepto tan básico y fundacional como lo es pedir más democracia en su sentido mas amplio y abarcativo. Democratizar en forma urgente la vida del HCD, para que vuelva a representar a los campanenses y no exclusivamente a una única voz circunstancial.

Un concejo deliberante con más diálogo, con más respeto a la voz opositora, construyendo una dinámica que permita mayores posibilidades de discusión, en las que se pueda ganar o perder, pero en donde nunca se vede la posibilidad de discutir absolutamente todo.

Asistimos a esta sesión preparatoria convocada para el día viernes 5 del corriente a las 10 de la mañana sin mezquindades y sin miserias, a trabajar en todo lo que estamos declarando sustentando nuestros argumentos en la representatividad lograda en este Honorable Cuerpo como mandato de una gran porción de la población campanense.

Lo que nos encontramos a partir de ese momento fue no solo sorprendente por lo irregular sino también por la necedad de los mismos de siempre.

El oficialismo no solo pretendió llevar adelante la sesión sin el requisito indispensable de que los concejales electos por su espacio presenten la documentación emanada por la Junta Electoral sino que, su propuesta para saldar dicho "problemita" fue que hagamos de cuenta que esos documentos estaban. Irregular por donde se lo mire e intentando hacernos participes de algo que no corresponde en lo absoluto. De entrada para este nuevo ciclo, atropellar la institucionalidad, cuando a ellos les conviene.

Para cerrar la jornada vergonzante, con votaciones de dudosa calidad legislativa, el oficialismo que es la primera minoría (insistimos, ya no existen mayorías en este cuerpo) desconociendo las representatividades, desconociendo ejemplos palpables como el de la Cámara de Diputados de la Nación (donde la primera minoría que es La Libertad Avanza preside el cuerpo y la segunda minoría en manos de Fuerza Patria ejerce la vicepresidencia primera), la Cámara de Senadores de la Nación (Preside la Libertad Avanza y Fuerza Patria ejerce la vicepresidencia primera) o la mismísima Cámara de Diputados bonaerense (presidida por Fuerza Patria, con la vicepresidencia primera en manos del PRO y la vicepresidencia segunda de La Libertad Avanza) tratando de seguir garantizando el silencio de voces disonantes lleva adelante una votación en donde elimina a toda minoría de las representatividades institucionales ganadas legítimamente en este tiempo. La lista neolibertaria de Abella patea el tablero democrático y se queda con todas las representaciones institucionales: presidencia, vicepresidencia primera y vicepresidencia segunda, además de las comisiones. Abella y su séquito jugando como siempre a primero yo, después también yo, y las migas para mí.

Una institucionalidad que, ya viniendo golpeada, sigue manchando su historicidad de desprestigio, soberbia e ilegitimidad. Una presidencia en manos de Karina Sala que, electa unánimemente hace dos años, dilapida su legitimidad en menos de dos años para ser colocada en un lugar institucional sin representatividad legitima entre sus pares.

El abellismo a pesar de haber pasado por varias filas ideológicas acomodando el proyecto político simplemente a lograr que su jefe local caiga bien parado, se ha convertido en una fuerza política que en nombre de ser mayoritaria (y sin serlo) confunde su rol y se convierte en una especie de totalitarismo de escritorio. Un fascismo aspiracional que lesiona la oportunidad de construir puentes, que hace primar la chicana por sobre el argumento, y que juega una vez y siempre al solitario, y encima haciéndose trampa.

No podemos más que rechazar el reparto de autoridades de este cuerpo en donde no se refleja cabalmente la democratización de este espacio, en donde se niega y se le falta el respeto a la representatividad lograda por las fuerzas en los comicios de este año, en donde lo único que ha primado como parámetro para elegir autoridades es el intento de garantizar y perpetuar en este recinto el silencio y la complicidad.