Gracias a Dios/Por culpa de Dios… (por Carla Navazzotti)
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Gracias a Dios/Por culpa de Dios… (por Carla Navazzotti)

José Saramago escribe en un capítulo de “El Evangelio Según Jesucristo” un pasaje sumamente ocurrente, exquisito desde el punto de vista literario (desde el mío al menos), que en mis palabras dice así: Jesucristo estaba en una canoa en el mar charlando con Dios. Dios le explica que en su nombre mucha gente iba a morir. Entonces empieza a nombrar uno por uno los hombres y una por una las mujeres que iban a matar en nombre de El, ríos de sangre correrían desde su sacrificio en la Cruz (eso a Saramago le lleva varias páginas y al final culmina con un “etcétera”. A lo lejos ven que alguien viene nadando entre la neblina, hasta que llega a la canoa, es el Diablo que llega y se apoya en el bote; se dirige a ellos y le dice a Jesús “Viste! al final yo no soy tan malo”.


Bolivia está bajo un Golpe de Estado, sin dudas. La Derecha Neoliberal no aceptó el triunfo de Evo Morales Ayma y comenzó entonces una serie de eventos que desencadenaron en una “sugerencia” de renuncia por parte de las Fuerzas Armadas hacia el Presidente legítimamente elegido por el pueblo Boliviano, a quien además amenazaron de muerte y tuvo que exiliarse a México. Las Fuerzas Armadas destituyeron al presidente, tomaron las calles, quemaron casas, ocasionaron muertes, detuvieron militantes del MAS, quemaron y cortaron banderas de los pueblos originarios. Con la única legitimación de que “es en nombre de Dios”.

El martes 12 de Noviembre, ante un Parlamento vacío, sin legitimidad alguna, la rubia senadora de rasgos originarios (pero que se cree más que los originarios), se autoproclamó Presidenta de la República de Bolivia. Un militar le puso la banda. La senadora, que se cree presidenta, es Jeanine Añez Chavez. La que sueña “con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas” y con que “los indios se vayan al altiplano o al chaco”. Jeanine tomó la Biblia, la alzó y dijo que todo era: “en nombre de Dios”. La enseñanza que Saramago nos quiere dejar con ese hábil e inteligentisimo pasaje, no es que el Diablo es bueno, ni que Dios es malo; sino que muchas atrocidades se llevan a cabo en la historia de la humanidad “en nombre de Dios”. Me pregunto si aquellos que dirigen éstos Golpes de Estado en América Latina, si aquellos que desde el Norte desestabilizan nuestros gobiernos, que ponen y sacan presidentes, aquellos que usurpan nuestros recursos naturales, los explotan, nos endeudan a cambio de petróleo, gas, litio, cobre también lo hacen en nombre de Dios. ¿Cuándo dejará el ser humano de culpar a Dios para no hacerse cargo de lo que decide hacer?¿Cuando dejarán algunos de cometer atrocidades por obediencia hacia otros que se llenan los bolsillos a costa de que el resto de la humanidad la pase mal?. Pero, pienso también, ¿qué habrá detrás de todo esto?.

Dice García Linera, el vicepresidente legítimo de Bolivia, que la Democracia tiene forma, y que además debe tener contenido, y que las Derechas han adoptado con el paso del tiempo ciertas formas de la Democracia con el fin de seducir al ciudadano, tal como ocurrió en Argentina en el 2015, pero que la han vaciado de contenidos. Cuando eso ocurre, dice Álvaro, «se produce una fosilización de la Democracia». Lo peligroso de esta mutación de la Derecha, es entonces uno de los problemas por los cuales la sociedad tiende a confundir al político de derecha con «un político del pueblo».La Derecha neoliberal, nunca es popular. La propia definición de los términos «gobierno de derecha» y «gobierno popular» son contradictorios por propia idiosincrasia. La Derecha Neoliberal no puede gobernar en pos de un desarrollo social, pero el marketing y las formas confunden. Para nosotros, los que creemos en el pensamiento popular, que un chico (por ejemplo) reciba una netbook es una política pública con un fin pensado, que es el de la alfabetización tecnológica, ya que un analfabeto tecnológico en el Siglo XXI queda totalmente excluido de la sociedad. Lo que no tiene sentido alguno, es organizar en una ciudad como Campana, (por ejemplo) en la que el índice de suicidio adolescente es el mayor de la provincia un «campeonato de PlayStation»: a esto se le llama políticas públicas vacías de contenidos. No dista mucho esto de agitar una Biblia y decir que todo se hace en nombre de Dios, porque también se hace «en nombre de la Democracia», ahora bien, la pregunta que subyace aquí, no es sólo la pregunta por el que se hace, sino también la del para qué. Y la respuesta no es otra que la de reinventar constantemente formas de dominación dentro del sistema democrático, sólo qué cuando eso ya no es suficiente como en el caso de Bolivia, la Derecha vuelve a sus orígenes y busca dominar a través de las armas.

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