De proscribir al máximo emblema del club no se vuelve
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De proscribir al máximo emblema del club no se vuelve

''El mostro'' Sergio Fernández fue impedido de participar como candidato en las elecciones del Campana Boat Club que se realizarán este domingo. Se trata de una nueva ofensiva contra el Estatuto de la institución por parte de la C.D. que, alejada de toda moral y sentido común, busca renovar su gobierno a como dé lugar. ¿Qué dice el Estatuto? ¿Qué hay de cierto sobre la existencia de un ''call center'' con fines proselitistas funcionando en el club? ¿Por qué los máximos ídolos deportivos del club son mirados de reojo o directamente considerados enemigos por la actual dirigencia? En esta nota, intentamos dar respuestas.

Sergio Fernández, el ícono deportivo máximo del Campana Boat Club, no podrá ser parte de las próximas elecciones, pese a contar con todos los requisitos que exige el estatuto de la institución.

Este domingo habrá elecciones en el Campana Boat Club. Y el escenario será distinto al usual, ya que habrá tres listas en competencia, y no se dará la clásica renovación automática del oficialismo.


Una de las listas, ''Todos X CBC'', tiene como principal candidato al actual presidente de la institución, Gerardo De Franceschi, que irá acompañado mayormente por socios que hoy mismo son parte de la Comisión Directiva. Otra de las listas, la ''azul'', lleva a Alejandra Sgro -hija del recordado Pascual, histórico dirigente del Club Ciudad de Campana- como candidata a presidenta, y a un grupo de socios que, en líneas generales, no tiene pasado en la conducción del club. La tercera y última lista, la ''celeste'', está liderada por Nicolás Kapitontchik, y tiene en su seno a un importante número de socios con pasado en el remo de alto rendimiento: el propio Kapitontchik, Marcelo Kury, Fernando Escudero, Antonio Lening, Almendra Murillo, y vale mencionar también a Fabio Rodríguez, que si bien no fue remero sí conoce de cerca el mundo del remo por la práctica deportiva de su hijo aproximadamente 10 años atrás, y que lo llevó incluso a ser capitán del club (un rol ligado directamente al remo) en una gestión anterior. Para ver la conformación de las tres listas, cliqueá ACÁ.


Pero la lista ''celeste'' original que Kapitontchik y cía. presentaron ante las autoridades del C.B.C. tenía un nombre más ligado al remo. Y no cualquier nombre: el de Sergio Fernández, ''el mostro''. El de Sergio Fernández es un nombre que no necesita ni descripción ni explicación adicional en Campana, y mucho menos para personas que aspiran a ser dirigentes del Campana Boat Club. De todas maneras, para algún que otro caído del catre o para las nuevas generaciones, podemos ofrecer algo así como un resumen: Sergio Fernández es al Campana Boat Club lo que Juan Román Riquelme es a Boca Juniors. Es el máximo emblema deportivo del CBC, gracias a un palmarés interminable que incluye un título de campeon mundial sub-23 (categoría antes denominada ''senior-B'') en single, una final mundialista de mayores (''senior-A'') en cuádruple, una final olímpica en single (en Barcelona '92) y otras tres participaciones (Seúl '88, Atlanta '96 y Sydney '00), más un sinfín de campeonatos argentinos, sudamericanos, y panamericanos. Sergio Fernández está, sin lugar a dudas, en cualquier top 5 de los remeros más grandes de la historia de Argentina (seguramente junto a Alberto Demiddi, Ricardo Ibarra, la dupla Cappozzo/Guerrero y alguno más). ¿Se entiende, verdad? Sergio Fernández debería entrar al C.B.C. y ser tratado como un rey.

Sergio Fernández ingresando en un autobomba a Campana junto al coach Javier Murillo, luego de su histórica performance en el ''Match Des Seniors'' de Hamburgo, Alemania, en julio de 1986. 37 años después, el primero es impedido de participar en elecciones, y el segundo de entrar al club.

Pues bien: Sergio Fernández fue incluido en la lista ''remera'' de Nicolás Kapitontchik, y se lo presentó como candidato a ''vicepresidente''. Su sola presencia en la lista era un enorme imán, un incentivo tremendo para cualquier socio para votar a ''la celeste'', porque el nombre de Sergio Fernández no está ligado solo a los éxitos deportivos sino también a la seriedad.


¿Y qué pasó? ¿Por qué ahora no está en la lista, a pocos días del acto eleccionario?


La actual Comisión Directiva del C.B.C. objetó la lista celeste por la inclusión en ella, justamente, de Sergio Fernández. Alegan que su condición de ''socio honorario'' no le permite participar de elecciones ni ser miembro de C.D.


Pero ¿Qué dicen los estatutos del club [ver acá] sobre esta cuestión? Hay un artículo que es clave, y es el 16, pues define quién puede ser elegido miembro de la C.D. Luego, cabe revisar el artículo 39 (el 1° del apartado ''de los socios''), que indica los requisitos para poder votar, y el 26, que señala quiénes pueden participar de las asambleas. Estos dos últimos son los que esgrimen desde la dirigencia actual del C.B.C. Veámoslos.

Art. 16.- Para ser elegido miembro de la Comisión Directiva, Vocal, Suplente, y de la Comisión Revisora de Cuentas, se requiere tener por lo menos veintidós años de edad y tres años consecutivos como socio.

Como podrán notar, este es el artículo decisivo. Con esta información, recreemos una situación de diálogo perfectamente verosímil:

​- ¿Puede el socio Sergio Fernández ser elegido miembro de la C.D? - ¿Tiene 22 años o más? - Tiene 56 - Ok. ¿Y tiene tres años consecutivos como socio? - Tiene 10. - Ok.

La cuestión queda entonces totalmente cerrada y clara: ''El mostro'' puede ser elegido miembro de C.D.

Pero es cierto que el Estatuto del CBC es viejo (de 1950) y tienen conocidas contradicciones y puntos de conflicto. Modificarlo y actualizarlo no es sencillo, por condicionamientos del propio Estatuto.

El Estatuto del CBC fue instituido en 1950.

¿Qué plantea la actual C.D. para impedirle a Sergio Fernández, el hombre que llevó el gallardete celeste a lo más alto del mundo, participar como candidato? Que el artículo 29, el primero del apartado ''de los socios'', lo excluye de la posibilidad de votar por no estar él encuadrado en una de las categorías mencionadas, que son ''A'' y ''Vitalicio''; y que el artículo 26 lo excluye de participar en asambleas por no contar con la posibilidad de votar.

Art. 39.- Existirán las siguientes categorías de socios: Honorarios, Vitalicios, Socias ”A”, “B” Y “C”. Transeúntes ”A”, “B” Y “C”. Tendrán derecho a voto los socios Vitalicios y socias y socios “A”. La denominación “A” corresponde a Activo; “B” a Cadete y “C” a Menor.
Art. 26.- Las Asambleas serán ordinarias y extraordinarias y se constituirán legalmente con la tercera parte de los socios con derecho a voto, al corriente con Tesorería y con una antigüedad mínima de seis meses.

En este punto, podemos encarar la interpretación del Estatuto de forma literal (palabra a palabra) o haciendo partícipe al sentido común.


En su interpretación literal, no hay mucha vuelta que darle: los dos artículos previamente citados no tienen que ver con la capacidad de Sergio Fernández de ser elegido como miembro de C.D. El artículo 39 señala los requisitos para VOTAR (no para ser miembro de C.D.) y el artículo 26 aclara quiénes pueden participar DE LAS ASAMBLEAS (no de las comisiones directivas). Desde esta perspectiva, no hay razón alguna para impedirle a Fernández integrar la lista celeste.


Si, en cambio, hacemos primar el sentido común, podemos ver con claridad que no tiene goyete alguno -y acá estamos ante debilidades y contradicciones de un Estatuto redactado frágilmente, y que no ha sido modificado en 73 años- que un socio ''honorario'' pierda, al momento de su nombramiento -que se supone un premio-, derechos y prerrogativas respecto de los de un socio ''común''. O sea, ¿tiene sentido que Pepito Gómez, que no representó al CBC en ninguna parte, que no tiene medallas mundialistas ni premios Olimpia en su vitrina, tenga más derechos como socio que un socio al que se supone que premian, por sus incontables logros deportivos, con la categoría de ''honorario''? No. Ninguno.

Johan Cruyff fue nombrado presidente honorífico del F.C. Barcelona en 2010.

De hecho, en muchas instituciones gigantescas del deporte mundial, con esta clase de personalidades tan destacadas se suele ir más allá de otorgar la categoría de socio honorario, y se los nombra, por ejemplo, ''presidente honorario''. Este es el caso de Alfredo Distefano, que fue presidente honorario del Real Madrid, de Franz Beckenbauer (del Bayern Münich), de Sir. Bobby Charlton (del Manchester United), y de Johan Cruyff (del F.C. Barcelona), entre muchos otros. Porque claro: la idea es premiar, reconocer, valorar, no quitar derechos. De hecho, no sorprendería a nadie ni en el club ni en la ciudad si mañana decidieran nombrar presidente honorario a Sergio, porque rebalsa de méritos tal como los ejemplos mencionados.


Aparte, suponiendo que hacemos oídos sordos a esta incongruencia, cabe preguntarse ¿le consultaron a Sergio Fernández, allá por 2013, si quería ser socio honorario? Uno podría decir que esas son preguntas que no se hacen, pues ¿Quién no va a querer un reconocimiento así? Pero si nos alertaran de antemano que ese ''reconocimiento'' (entre comillas) implica la degradación de nuestra anterior calidad de socio, y la imposibilidad de votar y de participar en asambleas, ¿acaso todos diríamos ''no importa, venga la nueva categoría''? Claramente no. Lo pensaríamos mil veces. Planteada de esta forma, y otorgada inconsultamente, la categoría ''honorario'' puede ser vista como una herramienta de neutralización de un potencial dirigente, como una forma de sacar del medio a un posible y peligroso rival electoral futuro.


De hecho, otro socio honorario y también gran emblema del remo celeste nos decía que, con todo esto que estaba sucediendo, estaba considerando renunciar por escrito a su categoría honorífica para regresar a la ''A'' de manera de poder volver a tener voz y voto en el C.B.C. Una locura absoluta.


Pero así y todo, incluso aceptando y abrazando la incongruencia del Estatuto del C.B.C., no hay forma alguna de impedirle a Sergio Fernández ser candidato y de integrar una futura Comisión Directiva, porque el artículo 16 es, nos guste o no, taxativo: ''para ser elegido miembro de la Comisión Directiva [...] se requiere tener por lo menos veintidós años de edad y tres años consecutivos como socio'', dos requisitos que Sergio Fernández cumple sobradamente. Podrá luego no votar, y podrá luego no participar de las asambleas, por más ridículos que sean los artículos 39 y 26. Pero puede ser miembro de C.D.


Pero más allá de la cuestión interpretativa del Estatuto, y por más consultas que la principal parte interesada en que Sergio Fernández sea excluido del acto eleccionario -la actual C.D. que aspira a renovar su cargo- haga a organismos municipales (??) y a dos ''prestigiosos abogados'' (????) -que no mencionan y que tienen nula injerencia en esta cuestión-, hay una cuestión insoslayable que es de índole moral. Esta es... ¿Cómo les da la cara?

Aun si tuvieran -que no los tienen- los argumentos de peso para impedirle a un emblema del club como Sergio Fernández participar de unas elecciones, ¿Cómo puede darles la cara para hacer tal cosa?

  • ¿Será que no dimensionan la importancia de su figura, por tener nula relación histórica con el deporte madre del club (ni con el deporte en general, a decir verdad), mencionado en el primero de los artículos del Estatuto?

  • ¿Será que han llevado demasiado lejos la subestimación del socio del CBC, al que recientemente tomaron de rehén al cobrarle de forma compulsiva una cuota ilegal para pagar un juicio perdido producto de una mala gestión de una específica C.D., y piensan que siempre podrán salirse con la suya sin tener consecuencias? (Cabe mencionar, respecto a este tema, que a aquellos socios que se negaron a pagar esta cuota extraordinaria anti-estatuitaria les fue denegada la posibilidad de continuar pagando las cuotas ordinarias, de manera que eventualmente iban a perder su condición de socios por morosidad. Esto detuvo a muchos socios con mucha antigüedad, pero también hubo una masiva cantidad de renuncias. Increíblemente, tras cobrar compulsivamente una cuota ilegal, supuestamente por tratarse de una situación extrema en materia económica, el club emprendió varios proyectos de obras millonarios, como el cambio de luminarias en distintas canchas, la reparación del salón de fiestas, la compra de embarcaciones, de remoergómetros, etc, etc.)

  • ¿Será que no tienen en cuenta que Sergio Fernández estaba llenando de gloria al Campana Boat Club, a la ciudad de Campana y al país entero cuando la mayoría de ellos no era ni siquiera socio del club, y la realidad de que si hoy ellos renuncian no serán recordados ni aclamados por ninguna acción realizada dentro del club por absolutamente nadie?

Estamos hablando de la misma dirigencia que no le permite el ingreso al club a Javier Murillo, una figura deportiva de la misma constelación y del mismo peso y tamaño que Sergio Fernández, pero que a diferencia de este no fue nunca nombrado socio honorario.

Por último, vemos con mucha preocupación la explícita e indisimulada intromisión de la política partidaria en el seno del C.B.C., algo absolutamente prohibido por el artículo 4 del Estatuto. Así, en las últimas horas hemos sabido de múltiples denuncias sobre la instauración de un ''equipo de calidad'' que funciona a modo de ''call center'' a través del cual una específica lista -la oficialista- hace uso de los datos y los recursos del club con fines electoralistas [ver más], mientras las listas opositoras tienen serios problemas para acceder a los padrones definitivos. También, se han reportado comentarios de socios que señalan la actividad de una agrupación política oficialista ''que se autopercibe peronista'' al interior del club y de la campaña de la lista oficialista.


Exhortamos a todos los socios a no dejar pasar más estos atropellos, a hacer uso de los derechos que les brinda el Estatuto, a hacer oir su voz, y a empezar a ser conscientes de que los miembros de Comisión Directiva -tanto los actuales como los futuros- no son los dueños del club. Están de paso, pero el club, su historia, su Estatuto, nuestra membresía y nuestro sentido de pertenencia quedan.

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