De políticas públicas a Estrategias de Marketing (por Lic. Carla Navazzotti)
De políticas públicas a Estrategias de Marketing
por Lic. Carla Navazzotti
Caso 1: Suena el teléfono, levanto el tubo, encuesta sobre Milagro Sala. «Usted quisiera que Milagro Sala continúe en prisión?» «A Usted le resulta importante que esto ocurra?» (año 2017).
Caso 2: Suena el teléfono, levanto el tubo, encuesta sobre Obra Pública, Educación, entre otras cosas...«Le parece más importante la Obra Pública presione 4 si es MUY importante, presione 1 si no es importante» (año 2018).
Desde hace unos años al momento, las estrategias políticas ya sea en campaña electoral o fuera de ella, rondan siempre en torno a encuestas. El votante pasó a ser un consumidor, el candidato una marca registrada y las actividades políticas un producto de consumo masivo. Hacen encuestas por todo, y lanzan el producto (la medida Política) de acuerdo al índice de respuesta, es decir, de acuerdo al gusto del consumidor.
Hasta ahí, entiendo de qué se trata todo esto. El problema no es ese precisamente, el problema es que frente a esta forma de «hacer política» estamos frente a una banalización de la política pública. Se supone que el pueblo elige por medio del voto, de forma soberana, a quienes lo van a representar, y confía en que las decisiones que el gobierno electo tome van a ser tomadas en pleno uso de sus competencias técnicas, y que las medidas que se tomen van a actuar siempre con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Si las medidas políticas, son tomadas mediante los gustos de un ciudadano común, entonces ¿todas las medidas son tomadas aleatoriamente? ¿Son medidas «parche» o «cosmética»?.
Déjenme aclarar en este punto qué es una medida «parche» y qué es una medida «cosmética».
Hablamos de parche cuando sólo solucionamos en el muy corto plazo el problema, por ejemplo: con un bono de fin de año a los empleados (no le solucionamos el problema de que no llega a fin de mes en todo el año, lo ideal sería de forma seria y constante hacer que los precios de los productos y servicios bajen, bajar la inflación que tan fácilmente realizable era).
La medida cosmética es más bonita, tal como su nombre insinúa. Es una medida que no soluciona nada pero te deja feliz también en el corto plazo (como cuando uno padece de acné y se pone base de maquillaje para tapar, el acné sigue estando, pero en las fotos salís bien).
Todo esto pareciera inocuo siempre y cuando se aplicara sólo a veces, y de fondo hubiera soluciones reales a los problemas reales de los ciudadanos. El gran problema se presenta cuando este tipo de políticas se transforman en un hábito, y nos damos cuenta de que en el fondo de la galera no hay un plan de Gobierno serio, que contenga soluciones a corto, mediano y largo plazo.
Otro problema que esto acarrea es el siguiente: ¿están capacitados los ciudadanos comunes para emitir mediante una simple respuesta de encuesta una solución? La respuesta parece obvia ahora, pero cuando te suena el teléfono querés contestar y ser partícipe. ¿Saben los ciudadanos que. por ejemplo, si la respuesta ganadora es «que se hagan estaciones saludables» en lugar de «que se invierta en obra pública» queda bonito pero no se genera trabajo? ¿Saben los ciudadanos que si la respuesta no es «invertir en educación» luego terminan recortando presupuesto y hasta cierran escuelas públicas? Y además, ¿saben que otra de las consecuencias que se acarrean es que muchos chic@s no pueden acceder al comedor escolar y que ésta es quizás la única comida del día? (Las consecuencias a nivel social son muchas veces determinantes. Cuando uno modifica la vida de las personas lo hace para bien o para mal. Si ocurre lo primero, tarea cumplida, pero si ocurre lo segundo le estás arruinando la vida a una familia, y si algo me enseñó un buen profesor es que hay que actuar con responsabilidad cuando se trabaja con personas...)
No está bueno lo que estamos haciendo juntos. No está bueno que se piense la política sólo en términos marketineros, no está bueno que los ciudadanos comunes tomen decisiones que deben tomar los políticos que fueron electos. La banalización de la política que pone en góndola a la vida de las personas como si fueran productos nos va a llevar a un destino que ningun@ desea.
Aprendí de alguien que sabe que «los problemas de los políticos lo DEBEN resolver los políticos», y si se equivocan que paguen las consecuencias los que toman las decisiones.
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