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Abella echó a la enfermera Margarita Barboza, líder de los reclamos salariales del sector

El despido de la histórica trabajadora del Hospital San José se inscribe en una serie de medidas que, lejos de atender los reclamos gremiales, buscan silenciar a quienes los encabezan.

Barboza, ante la prensa, en uno de los varios abrazos simbólicos al Hospital San José en reclamo por mejoras salariales. Finalmente, el intendente la echó, tras dos suspensiones consecutivas de 30 días.
Barboza, ante la prensa, en uno de los varios abrazos simbólicos al Hospital San José en reclamo por mejoras salariales. Finalmente, el intendente la echó, tras dos suspensiones consecutivas de 30 días.

Tras dos suspensiones de 30 días sin goce de sueldo, finalmente el intendente Sebastián Abella —que recientemente selló una alianza política con La Libertad Avanza, el espacio del presidente Javier Milei y del concejal Maximiliano Corio— decidió despedir a Margarita Barboza, trabajadora municipal del sector de salud. La notificación de su cesantía llegó mediante un decreto firmado por Julio César Olivastri, secretario de Economía y Hacienda, y Lucía Del Carmen Schirripa, secretaria interina de la Secretaría Técnica, Administrativa y Legal.


Con 23 años de intachable trayectoria como enfermera en el servicio de internación de pediatría del Hospital Municipal San José, y de contar con un enorme apoyo y la confianza de sus colegas, Barboza fue elegida recientemente secretaria general de la junta interna de ATE en Campana.


Barboza ha sido una de las principales referentes de la lucha por salarios dignos que el personal de salud municipal viene sosteniendo en los últimos meses. En lugar de abrir canales de diálogo, el Ejecutivo optó por una estrategia marcada por el hostigamiento y la persecución hacia quienes encabezan los reclamos. Ejemplos de ello son el despido de Gustavo Ramírez, tras aparecer como candidato en una lista para las elecciones de ATE, o el desplazamiento de Claudia Lefinao de su puesto en el Hospital, después de participar en protestas salariales en su rol de delegada de sector.

El mensaje que transmite la gestión Abella es inequívoco: reclamar por mejoras salariales puede costar el puesto de trabajo. Una señal disciplinadora que desalienta la defensa de los derechos laborales y la expresión del descontento.

Todo esto ocurre en un contexto de blindaje mediático casi total: los principales medios locales, alineados por completo con el oficialismo, han optado por invisibilizar el conflicto salarial y las cesantías, dejando a gran parte de la comunidad sin conocer la situación de persecución que atraviesan los trabajadores municipales.


A continuación, una foto del decreto de Abella con el que ejecutó el despido de Barboza:

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